La examiga de Juan Carlos I, Corinna Larsen, ha afirmado en una entrevista en Paris Match que el hoy rey emérito le reveló sus temores, antes de abdicar, de que estaba siendo objeto de lo que la empresaria alemana califica de «golpe de estado interno» instado tanto por la propia familia real, con la reina Sofía al frente, como por el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy.
Según Larsen, el exmonarca fue «muy explícito» al confiarle su preocupación ante dos frentes, siendo el primero el que formaban su esposa y «sus lugartenientes», ya que Sofía tendría prisa por poner a su hijo en el trono porque tenía mucha más influencia sobre Felipe que sobre el entonces monarca.
Sobre el segundo frente, Larsen señala en la entrevista, recogida por Europa Press, que Juan Carlos I apuntó directamente hacia el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy, que pretendía «castrarle y debilitar la monarquía».
Preguntado por la salida de España del emérito y su elección por los Emiratos Arabes Unidos, la que fuera amiga del rey señala que, a su juicio, en una crisis de esta envergadura la Familia Real debía haber estado unida. «Enviar al exrey con su salud frágil al exilio y en pleno periodo de covid es irresponsable», afirma al la publicación francesa.
Corinna añade que no dudó del origen de los 76 millones de dólares (65 millones de euros) que según su versión Juan Carlos le donó como «reconocimiento» a lo que significó para él por la relación que ambos mantuvieron entre 2004 y 2009, dado que no tenía razón alguna «para cuestionar a un jefe de Estado». Se trata de unos movimientos bancarios que están siendo investigados por la justicia Suiza.
Según su testimonio, las revelaciones que han salido en relación con este asunto están «manipuladas y utilizadas de manera sensacionalista para crear una polémica gigantesca» pero «todo está motivado por una agenda política».
A la pregunta de si puede confirmar que Juan Carlos le pidió su mano a su padre, responde que «a finales de 2008 fue a verle a Berlín» antes de regalarle a ella, a principios de 2009, «una magnífica sortija de compromiso». Según dice, la tomó como una «garantía de la seriedad» de su relación, pero sabía «que ese compromiso no podría concretarse».