Lo que hizo Miguel Bosé en relación a la manifestación contraria al uso de mascarillas en España tiene un nombre, o varios. Tirar la piedra y esconder la mano es quizás una expresión que se asemejaría bastante a la realidad, tras comprobar cómo después de días de arengar a las masas para salir a las calles a condenar la deriva supuestamente autoritaria y liberticida del Gobierno, va nuestro Amante bandido y no se deja caer por la plaza de Colón junto a los dos mil acólitos que tuvieron a bien pasar la tardenoche del domingo bien juntitos, gritando proclamas y sin la más mínima medida de seguridad. Menudo Don diablo.
Miguel Bosé, cuya madre, recordemos, falleció a finales de marzo en lo más crudo de la pandemia de coronavirus en Madrid, ha hecho distintos pronunciamientos en las redes sociales apoyando las tesis de que las medidas del Gobierno para luchar contra los efectos de la COVID en España son inútiles. Incluso llegó a catalogarlo en su día como «la gran mentira de los gobiernos».
Con esta carta de presentación es de entender que en las redes sociales le hayan llovido palos por todas partes, incluso de algunos compañeros de profesión.