El Gobierno y el PSOE buscarán sacar adelante una más que probable quinta prórroga del estado de alarma con la fórmula que salvó la anterior, y así, intentarán retener los apoyos de Ciudadanos y del PNV, y a la vez, sacar a ERC del «no».
Fuentes parlamentarias han destacado que a mediados de semana el PSOE y la formación catalana retomaron los contactos a «alto nivel» para sondear las opciones de que los republicanos se apearan del rechazo a la cuarta prórroga de la alarma.
Para ello, apuntan las fuentes, los equipos negociadores de la investidura volvieron a verse las caras.
Las fuentes consultadas afirman que es muy pronto aún para aventurar qué hará ERC, pues a una parte relevante de la dirección ha molestado las formas adoptadas por el Gobierno para ir encadenando una autorización tras otra a las prórrogas.
El portavoz de la formación catalana en el Congreso, Gabriel Rufián, llevaba semanas advirtiendo. Ni había diálogo ni se notaba en el Ejecutivo un ápice de sensibilidad con una de las reclamaciones esenciales de ERC: una mayor corresponsabilidad en las decisiones.
Las abstenciones a las tres prórrogas iniciales viraron al «no» a la cuarta, lo que provocó un cambio de estrategia en el Gobierno.
Según indican fuentes conocedoras de las conversaciones, la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, por un lado, y la portavoz parlamentaria socialista, Adriana Lastra, por otro, trazaron sendas vías de comunicación con la dirección de ERC en Barcelona y con su representación en Madrid.
La estrategia dio un paso más a mediados de semana cuando Lastra, José Luis Ábalos y Salvador Illa recuperaron el formato de diálogo previo a la investidura con Marta Vilalta, Josep María Jové y Rufián.
Fue un gesto que en ERC han valorado, apuntan las fuentes, lo que abre la puerta a, al menos, recuperar la abstención para la quinta prórroga.
Es cierto que el Gobierno aún no ha transmitido su petición al Congreso, pero en la Cámara se da por hecho que llegará el martes. En el orden del día del pleno del día siguiente se ha incluido el debate y la votación de la nueva ampliación, si ésta se solicita.
Que la petición sea para una prórroga de un mes en vez de los quince días de las anteriores es un extremo que las fuentes no confirman, aunque se ha sondeado. La receptividad de los grupos no ha sido precisamente muy entusiasta, señalan, pero no se puede descartar que lo termine pidiendo el Gobierno.
Al margen de cuántos días abarque la quinta prórroga, el Gobierno y el PSOE han excluido al PP de las conversaciones a varias bandas. «Es lo que han dicho sus propios dirigentes», añaden.
Para los negociadores socialistas importa ya poco lo que haga el partido de Pablo Casado.
Porque voten lo que voten los populares, la nueva prórroga del estado de alarma dependerá del bloque que forjó el Gobierno hace diez días, cuando Cs y PNV propiciaron una mayoría de 178 «síes» en el Congreso.
Carmen Calvo, Adriana Lastra y el secretario general de Presidencia, Félix Bolaños, según las fuentes consultadas, dialogan con interlocutores de Cs, PNV y ERC para que los dos primeros continúen a favor y el tercero salga del «no».
Más que negociaciones con el partido de Arrimadas y con el de Andoni Ortúzar lo que ha habido es «diálogo» y «tanteo».
El lunes comenzarán contactos más incisivos para dibujar el mapa de los votos que garanticen la nueva ampliación del estado de alarma, y en este dibujo los representantes del Gobierno y del PSOE quieren incluir a los diputados de los grupos minoritarios.
El de Compromís, Joan Baldoví, aseguró el jueves que su formación se ha instalado en el rechazo después de que en el pleno la ministra María Jesús Montero criticara a este partido por «inventarse problemas» sobre la financiación autonómica, en palabras del propio Baldoví.
Apenas unas horas después, la ministra de Hacienda telefoneó al parlamentario valenciano para aclararle que ni mucho menos pretendió transmitir esa interpretación.
Durante los próximos días habrá más contactos con este partido para procurar que siga en el «sí» a las prórrogas, como ha ocurrido en las cuatro ya autorizadas.
La actitud del Gobierno cambió completamente después de obtener el aval del Congreso a la tercera, el 22 de abril. PP, PNV y ERC fueron muy tajantes cuando dejaron entrever un viraje en sus posiciones, pero Cs y otras formaciones más pequeñas también expresaron su malestar.
El presidente, Pedro Sánchez, abogó entonces por un diálogo fluido con los grupos parlamentarios, lo que salvó la cuarta prórroga y previsiblemente salvará la quinta el miércoles que viene.