A pesar de que el confinamiento hogareño no ha impedido a muchos mantenerse en forma, quienes desde este sábado puedan salir a hacer deporte ya fuera de casa deben tener en cuenta que el reinicio de esta actividad física, más allá de las precauciones frente a la COVID-19, debe ser igualmente gradual.
Es mejor una vuelta al deporte «progresiva, segura y movida por buenas percepciones subjetivas», de forma que se evite tanto el riesgo de infección como de lesión, ha explicado a Efe el profesor de Bioquímica y Fisiología Humana y del Ejercicio en la Universidad Camilo José Cela (Madrid), Francisco Amaro-Gahete.
Este experto, que pertenece al grupo de investigación Profith (Promoting Fitness & Health through Physical Activity) de la Universidad de Granada, que trabaja por una sociedad más saludable a través de la actividad física, considera que tras el periodo de confinamiento hay que ser «especialmente precavidos» al incorporarse a esta actividad en el exterior.
Ese reinicio en la práctica físico-deportiva, más allá de un mantenimiento del distanciamiento social seguro y otras pautas para protegerse a uno mismo y a los demás frente a la COVID-19, deberá llevarse a cabo de una forma gradual, teniendo en cuenta las limitaciones y el estado de condición física de cada individuo.
Durante la práctica deportiva es fundamental conocer que existe un alto riesgo de contagiarse cuando las personas se desplazan una detrás de otra, porque las pequeñas gotas de sudor o saliva se mueven según la dirección del viento a mayor distancia cuanto mayor es la velocidad de desplazamiento.
Pero es que, además, la práctica de ejercicio físico tampoco está exenta de otros riesgos como lesiones musculo-esqueléticas u óseas, ha advertido Amaro-Gahete, que recuerda que hospitales y centros de salud son focos potenciales de contagio y que será conveniente seguir pautas de seguridad para evitar acudir a ellos en la medida de lo posible.
Otro aspecto al que se debe prestar atención es que hacer demasiado ejercicio puede igualmente tener serias y negativas consecuencias para la salud.
«Son muchas las personas que aprovecharán las medidas de esta primera fase de desconfinamiento para hacer ejercicio durante el tiempo que puedan salir a la calle, por lo que debemos conocer qué se considera exceso de ejercicio físico, que depende de factores como la edad, el sexo o nivel de condición física, entre otros», ha indicado.
A pesar de las muchas consecuencias positivas que tiene el ejercicio físico para la salud, como la reducción del estrés y la ansiedad o la mejora de la calidad del sueño, se mantienen problemas potenciales derivados de su práctica, de ahí que este investigador considere que no es un buen momento para hacer «experimentos».
Los beneficios derivados del ejercicio en relación al volumen que se practica siguen una distribución en «U invertida», de modo que hacer excesivamente poco o demasiado no sería conveniente en términos de salud.
Aunque el ejercicio físico bien programado y por períodos posibilita un incremento de la actividad del sistema inmunológico a largo plazo, tras la finalización de una práctica de ejercicio físico extrema las defensas se encuentran especialmente vulnerables, lo que haría que bacterias y virus tuvieran más facilidad para invadir el organismo.
En una línea similar se mantiene el entrenador y readaptador físico Andrés Campoy Miras, quien de cara al reinicio de la actividad física y deportiva fuera de casa apuesta por tener en cuenta aspectos del entrenamiento como la duración, la intensidad, el descanso, el calentamiento o la recuperación.
«Debemos ir retomando la actividad poco a poco y sin prisas. Dejar que el cuerpo recupere paso a paso su capacidad óptima», ha indicado este especialista en recuperación de lesiones, quien tras el parón hogareño de seis semanas aboga centrar los esfuerzos en la movilidad y activación de las articulaciones y principales músculos implicados en el caso de los corredores en la técnica de carrera.