Una empleada de un supermercado de Cartagena (Murcia) ha denunciado en redes sociales que ha recibido una nota anónima bajo su puerta para que deje el edificio porque el vecindario no quiere contagiarse de coronavirus al estar expuesta por su trabajo al público, a lo que les ha respondido que tengan «más empatía, en vez de tanto aplauso a las ocho».
Esta empleada, Miriam, lo ha denunciado en sus redes sociales con un vídeo en el que cuenta cómo su hijo de 10 años se echó a llorar al coger la nota pensando en que los iban a echar de la casa por el empleo de su madre, que se declara «muy orgullosa» de trabajar en un supermercado.
«Estamos ayudando a muchas personas aun poniéndonos nosotros en riesgo. Seguramente han sacado el modelo de las redes sociales, donde ya he visto cosas más o menos parecidas. Me parece un poco cobarde y me voy a contener mucho, porque... porque no, no hay derecho a esto. Ya tenemos bastante nosotros con lo que tenemos que pasar todos los días para soportar esto», dice con la voz entrecortada mientras oye a su hijo llorar en el sofá.
En el escrito que recibió se lee: «Somos tus vecinos y queremos pedirte por el bien de todos que te busques otra vivienda mientras dura esto, ya que hemos visto que trabajas en un supermercado y aquí vivimos muchas personas. No queremos más riesgo. Gracias».
El que ella ha pegado en respuesta junto al anterior en el espejo del recibidor del edificio dice: «Soy la vecina del 3º izquierda. Al o a los valientes que dejan notas anónimas bajo la puerta (...) os diré varias cosas: Sí trabajo en un supermercado, con lo cual gracias a nosotros vosotros coméis cada día».
«No me tenéis que venir dando lecciones de limpieza cuando soy la primera que llega a casa y no puedo darle un beso a mis hijos hasta que no me he limpiado y desinfectado. La próxima vez, en vez de tanto aplauso a las ocho de la tarde, tened un poco más de empatía por las personas que tenemos que trabajar y tenemos familia», añade.
«Y en vez de dejar notas por debajo de la puerta de mi casa -concluye-, me tocáis el timbre y os lo diré personalmente. Por cierto, gracias por hacer llorar a mi hijo de 10 años, que ha sido el que ha cogido la nota».