El Ejército está desinfectando las residencias de ancianos de Madrid y de otros puntos de la península por el brote de coronavirus. Durante estas tareas, han localizado cadáveres conviviendo con ancianos, según informa la Cadena Ser.
La Fiscalía General del Estado tomará cartas en el asunto y «el peso de la ley recaerá en los responsables de estas residencias». «Hay escenas durísimas en algunas residencias de ancianos muertos en sus camas y el personal desaparecido» aseguran fuentes de Defensa a la Cadena SER.
Prioridad
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha asegurado que las residencias de mayores son «una prioridad máxima en estos momentos» para el Gobierno, que va a ejercer «un máximo control» en los centros y residencias de mayores.
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Illa se ha expresado así en una comparecencia sobre la evolución de la crisis del coronavirus, junto a la vicepresidenta de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, en La Moncloa.
En este contexto, el titular de la cartera de Sanidad ha subrayado que se ha movilizado «todos los medios» que el Gobierno considera «imprescindibles» para ayudar y controlar los centros.
Así, ha destacado que el Ejército está llevando a cabo labores de desinfección, y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado están «intentando garantizar que se cumplen los requisitos necesarios» en los centros.
Asimismo, Illa ha recordado que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dio la instrucción de que todas las residencias privadas se pongan a disposición de la red pública, como ha ocurrido en el ámbito sanitario.
Si los ancianos acaban en una residencia es porque en algunos de los casos sus parientes realmente no pueden cuidarlos y en el resto podrían hacerlo pero no quieren porque en el fondo son un estorbo para sus vacaciones y viajes, etc. Tengo 52 años y mi madre se casó con mi padre sabiendo que tendría que convivir con mis abuelos y dos tias de mi padre. Trabajaba en una tienda que teniamos, cuidó de mi, de mis abuelos y las tías abuelas. No se arrepintió de haberlo hecho. Hoy a una mujer así la tendrían por sumisa, retrógrada, machista, etc. y se la marginaría. Si hubiera algo más de humanidad y menos egocentrismo, a las residencias sólo irian personas dependientes o que realmente no tuvieran familiares que pudieran cuidarse de ellas.