La convocatoria de elecciones en Cataluña era la crónica de una muerte anunciada, ya que las desavenencias entre los socios de gobierno, ERC y JxCat, eran evidentes. El president de la Generalitat, Quim Torra, lo ha anunciado este miércoles, pero hacía meses que se hablaba del adelanto electoral.
De hecho, se especuló con la posibilidad de que JxCat lo utilizase (Torra pertenece a este partido y es el president el que tiene potestad para convocarlas) cuando el PSOE y ERC negociaban la investidura de Pedro Sánchez. Finalmente, no lo hizo porque socialistas y republicanos actuaron con tiento para evitarlo. Sánchez incluso llamó a Torra -también al resto de presidentes autonómicos-, pese a su negativa a hacerlo tras la sentencia del 'procés'.
Sin embargo, el hecho de que este lunes el president del Parlament, Roger Torrent, (ERC) anunciase el inicio del pleno que se había constatado que Torra había dejado de ser diputado y no se podían contabilizar sus votos supuso la ruptura total entre ERC y JxCat, que hacía tiempo que se venía fraguando.
Esto supuso una ruptura evidente de las relaciones entre ERC y JxCat. Torra los constató este martes por la noche al anunciar por sorpresa una declaración institucional, que incluso obligó a modificar los horarios de convocatorias tan importantes, como la del inicio de la tramitación de los presupuestos.
Torra tenía dos opciones: dinamitar a las bravas el Govern con la expulsión de los consellers de ERC -sus socios de gobierno- o hacer una detonación controlada con la convocatoria de elecciones. Finalmente ha optado por la menos radical.
Ahora está por ver la fecha de las elecciones y si finalmente Torra podrá convocarlas como ha anunciado, ya que hay que tener en cuenta su posible inhabilitación como president de la Generalitat.
El escenario en Cataluña no puede ser más incierto. Los candidatos de los principales partidos políticos son una incertidumbre, también las fórmulas electorales bajo las que se presentarán. Tanto los partidos independentista como los constitucionalistas pasan por horas bajas.
Ante este panorama, la mesa de diálogo con el Gobierno central también podría quedar en el aire. De momento, se mantiene la reunión entre Torra y Sánchez para el próximo 6 de febrero. Sin embargo, la convocatoria electoral paralizará todo este proceso.
Los ciudadanos tendrán la última palabra en las urnas.