El Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) ha reconocido por primera vez un caso de enfermedad profesional por exposición al amianto a un trabajador de TMB (Transportes Metropolitanos de Barcelona), actualmente jubilado y afectado de cáncer de pulmón.
Esta es la primera resolución del INSS que atribuye el origen de incapacidad permanente de un miembro de la plantilla de Metro de Barcelona a la presencia de amianto en el suburbano de la capital catalana, según ha explicado el abogado de Colectivo Ronda y defensa jurídica de los afectados por el amianto, Jaume Cortés.
«Las fibras del amianto son un material indestructible, que se ha expandido por todos los rincones de los túneles, de las máquinas, de las estaciones y de los talleres mecánicos», ha recordado Cortés.
El reconocimiento del cáncer de pulmón provocado por la exposición al amianto mientras trabajaba por TMB ha sido para el extrabajador Antonio C.A., ahora jubilado, que durante 32 años trabajó en los túneles del metro de la ciudad de Barcelona.
«El agosto de 2018 empecé a tener tos seca que no había manera de parar, más tarde tuve que ir a un médico privado para hacer una radiografía del tórax, descubrieron una mancha en el pulmón, y al cabo de cuatro días ya estaban haciéndome pruebas en el hospital de Terrassa», ha explicado Antonio.
Como empleado del Metro de Barcelona, Antonio se dedicó a aislar, sin ningún tipo de protección, las celdas de los túneles con planchas de uralita, que contienen amianto y que tenía que perforar, lo que creaba polvo y, por tanto, exposición al amianto, también provocada por tocarlo con las manos.
El caso de Antonio forma parte de los ocho expedientes abiertos para el reconocimiento de enfermedad por exposición al amianto, entre los que se encuentran una resolución de invalidez absoluta, un afectado por cáncer de pulmón, cuatro casos de viudas que reclaman el reconocimiento de la pérdida de sus maridos -tres por cáncer de pulmón y uno por cáncer de pleura-, y dos afectados por asbestosis -que puede provocar fibrosis pulmonar-, uno de estos en activo.
A pesar del reconocimiento de la INSS, la resolución del expediente de Antonio no es definitiva, y el proceso para pedir el recargo por falta de medidas -que se puede convertir en aumentos de las pensiones- o indemnizaciones por daños y perjuicios puede llevar «hasta uno, dos o tres años», según ha declarado Cortés.
Actualmente, Metro de Barcelona, que reconoció por primera vez la presencia de amianto en las instalaciones a finales de 2018, está sometiendo a su plantilla a revisiones médicas especializadas para detectar afectaciones relacionadas con la exposición de amianto que, según el miembro del Comité de Empresa del Metro de Barcelona, Ángel Muñoz, han detectado cuatro casos de tumores, cuatro placas y cuatro nódulos entre empleados jubilados, y 28 trabajadores en activo que pueden tener alguna afectación.