Algunos de los CDR detenidos en la operación de la Guardia Civil del pasado mes de septiembre, acusados de terrorismo, creían tener dentro un «traidor» y creían que el CNI les estaba hackeando. Así se desprende de algunas conversaciones de Ferrán Jolís, el que tenía previsto montar el operativo de comunicaciones en el asalto al Parlament y Jordi Solá, que compró componentes para fabricar explosivos y estuvo ensayando con ellos.
En una conversación de Ferrán Jolís con otro de los detenidos, Xavier Buigas, éste le comenta que están pasando cosas «muy extrañas últimamente» y que creía que el «foxy» lo tenían dentro, «el traidor». De hecho, utilizan varios móviles, algunos solo para recibir llamadas y se reparten aparatos y tarjetas SIM nuevas, que denominan en clave «batidos de fresa» y «cacahuetes».
Incluso tratan de conseguir «cacahuetes» seguros a través de un «Paki» (Pakistaní). Ferrán confiesa que a él le «costó horrores» y que estuvo mirando «todos los pakis de la zona y le fue imposible» y prefieren que se los proporcione un contacto que tienen «en lugar de jugársela de esa manera».
En otra de las conversaciones de Ferrán Jolis con una mujer llamada Clara, ésta le comenta que a otros compañeros les habían hackeado una cuenta de Telegram. Que ella se salió y al día siguiente había oído por twitter que les habían hackeado la cuenta y que todo eran «pantallazos que eran textos» con la «banderita de España».
Ferrán comenta que esta actuación «o ha sido desde dentro o tienen una cuenta con correo electrónico y han hackeado el correo, porque a nivel telefónico no pueden y si lo hacen hay que clonar la línea y para clonar la línea tienen que ser muy buenos, yo ni en 50 millones de años luz lo sabría hacer».
Finalmente concluye que si han hecho eso, ha sido «el Ministerio, o sea el CNI» porque afirma que «esta gente seguro porque tiene recursos y más que recursos tienen contactos dentro de las telefónicas para poder hacerlo».
Pero Ferrán no es el único que tiene sospechas de que hay un «traidor» dentro. Jordi Ros Solá también, según le comenta un hombre llamado Pere a Guillem Xavier Duch en una conversación en la que le revela que Ros le había mandado un mensaje para decirle que estaba muy enfadado con él y llevaba una semana y media sin contactar con él porque le había acusado de hablar más de la cuenta.
Pere asegura que Jordi Ros tiene un «nivel de paranoia» que «desborda": «ve espías por todos sitios, cualquier persona es un espía, unos niveles que la gente le dice, Jordi relájate, por favor, cojones».
En su opinión, «el Jordi, desde que está con la Montse, no es el Jordi, y la Montse, desde que está con el Jordi, no es la Montse». Aunque más adelante en la conversación asegura que «la Montse es una falsa de cojones». Además, le dice a Duch que ambos llevan «un aire muy beligerante» y que la gente «está muy, muy, muy harta».