El 30 minuts de TV3 retrató este pasado domingo cómo se desarrolló la semana en Cataluña tras la publicación de la sentencia del procés. Cuatro equipos del veterano espacio periodístico de la televisión pública catalana siguieron cada jornada tanto las movilizaciones como las reacciones políticas derivadas de la decisión judicial, incluso en varios momentos grabaron al presidente de la Generalitat Quim Torra y a su govern en petit comité.
Precisamente uno de esos momentos ha causado comentarios y burlas en las redes sociales, y muchos medios de ámbito nacional se han hecho eco del mismo. El presidente está en su despacho y uno de sus colaboradores llama a la puerta. Le dice que es imposible, que en Madrid nadie quiere ponerse al teléfono para hablar de la situación en Cataluña. Torra reacciona con un quins collons que parece salirle del alma, censurando que ante la tensión el Gobierno de España dé la callada como respuesta.
Para algunos esta puesta en escena está claramente preparada, pensada y meditada desde un punto de vista propagandístico, para trasladar a la ciudadanía catalana los intentos del ejecutivo de tratar con Sánchez el problema. Unos intentos infructuosos a todas luces.
A Torra se le ve también en otros momentos de la convulsa semana, como yendo en coche a la cárcel a ver a la expresidenta del Parlament Carme Forcadell, o reunido con su equipo redactando el discurso que leyó en sede parlamentaria. Efectivamente, si se conoce algo de la política y de la comunicación cuesta creer que todo sea casual y transparente.
Otro apartado de interés del 30 minuts tras la sentencia del procés es su broche final. Los últimos dos minutos se los dedican a mostrar los testimonios de varios jóvenes, algunos con la cara tapada, que han participado en las manifestaciones en Barcelona. Hablan del porqué incendiar barricadas. Hablan del miedo en las calles frente a los antidisturbios, un miedo que aunque está presente se ha ido reduciendo paulatinamente. También de la rabia contenida y de la necesidad de buscar soluciones reales a un problema demasiado enquistado. Vale la pena escucharlos porque ellos son a la vez el presente y el futuro.