Carlos García Juliá, condenado por su participación en la matanza de Atocha en 1977, será conducido directamente a prisión una vez sea extraditado por Brasil para hacerle una liquidación de condena que fije cuantos años le quedan por cumplir, tras haber huido de España al obtener la condicional.
La Corte Suprema de Brasil autorizó este lunes la extradición de García Juliá, que fue detenido el pasado diciembre en Sao Paulo en virtud de una orden de busca y captura internacional cursada por España, a petición de la Audiencia Nacional.
Fuentes jurídicas han informado de que, una vez que Brasil dé el último paso para autorizar la extradición, la autoridades de este país comunicarán a Interpol la entrega para que los agentes españoles le vayan a recoger a Brasil o al Aeropuerto de Barajas, donde vendría acompañado siempre de agentes brasileños.
Al tener una condena firme, la Audiencia Nacional dictará un mandamiento de prisión para que, una vez aterrice en España, sea conducido directamente a un centro penitenciario. Entonces corresponderá a Instituciones Penitenciarias hacer una liquidación de condena: esto es, ver un cómputo entre el tiempo que ha cumplido y lo que le resta por cumplir, para determinar los años que deberá permanecer en prisión.
Prisiones informará de ello a la Audiencia Nacional para que dé su visto bueno, una decisión que es recurrible por las partes.
El antiguo militante de Fuerza Nueva, que tenía 24 años cuando cometió la matanza, fue condenado a 193 años de prisión en 1980 por cinco asesinatos y cuatro intentos de homicidio en el despacho laboralista de Comisiones Obreras, en el número 55 de la calle Atocha de Madrid.