El exjefe de los Mossos, Josep Lluis Trapero, se ha desmarcado del «proyecto independentista» del Govern de Carles Puigdemont al revelar que le instó a cumplir la ley y poner fin al referéndum, hasta el punto de que tenía «preparada» su detención tras la DUI si así se lo ordenaba la Justicia.
Una revelación que ha tenido lugar ya al final de su declaración como testigo en el juicio del «procés», en la que el comisario ha cerrado filas con los Mossos que él dirigía y ha marcado una línea roja con los políticos: les avisaron varias veces de que habría problemas de seguridad el 1-O, les instaron a que cejasen en su empeño y dejaron claro que «no quebrarían con la Constitución».
Acusado de rebelión en la Audiencia Nacional por la vertiente policial del «procés», Trapero ha accedido a contestar en el Supremo a todas las preguntas, una voluntad que casi se ve truncada por una cuestión técnica: al no preguntar Vox, que es la parte que le ha propuesto, por las reuniones que mantuvo con Puigdemont, las demás acusaciones tampoco han podido hacerlo.
Pero al filo de las siete de la tarde, el presidente del tribunal, Manuel Marchena, ha dado la sorpresa y le ha preguntado él mismo por las advertencias que hicieron al Govern los días previos al 1-O.
Según ha relatado, el 26 de septiembre instaron al Govern «al cumplimiento de la legalidad» en una reunión de la que no salieron «satisfechos» y por ello, y al ver que el ejecutivo autonómico «no está parando» con sus planes, pidieron dos días después al exconseller de Interior Joaquim Forn un segundo encuentro con Puigdemont, el exvicepresident Oriol Junqueras y la presidenta del Parlament, Carme Forcadell.
La cita tuvo lugar en el Palau de la Generalitat y a ella finalmente no acudió Forcadell (Trapero ha dicho desconocer si se lo dijeron), pese a la importancia de su presencia, porque «el cumplimiento de la legalidad iba más allá del referéndum».
Allí quisieron «dar una imagen del cuerpo» para que no tuviesen «ningún tipo de confusión» de que la Policía autonómica «nunca iba a quebrar con la Constitución», porque no acompañaba «el proyecto independentista».
«Les emplazamos al cumplimiento de la legalidad, de las órdenes judiciales, les dijimos que evidentemente nosotros las íbamos a cumplir, que no se equivocasen con nosotros», ha indicado Trapero.
Una explicación que va más allá de la que dieron algunos de los mandos de los Mossos en sala, ya que el mayor ha llegado a decir que el cuerpo tenía prevista la detención de Puigdemont y de los consellers, si así se lo ordenaba la Justicia, a cuya disposición se puso tras la declaración unilateral de independencia (DUI), una acción «aparentemente de una cierta gravedad».
Y a la que llegó el Govern una vez celebrado el referéndum del 1 de octubre, pese a las advertencias de los Mossos a Puigdemont de que esa jornada «iba a provocar necesariamente» problemas de orden público al coincidir dos millones de personas con intención «de hacer algo» y unos 15.000 policías con orden de impedir la votación.
«Hagan el trabajo que tengan que hacer», fue lo que Puigdemont les dijo, según ha explicado Trapero, que ha negado que los Mossos recibiesen instrucciones del Govern, contra cuyos miembros ha arremetido por lanzar mensajes que dañaban a los Mossos.
Uno de ellos fue Joaquim Forn, que anunció que los Mossos permitirían el 1-O, algo «irresponsable», a juicio de Trapero. «Confundía a la gente respecto al papel de los Mossos (...) y dio una imagen que alimentó algo que estamos pagando y que no se adecúa con la realidad, y eso se lo censuramos», ha precisado el mayor.
No obstante, ha desvinculado a Forn del plan de actuación que los Mossos desplegaron para impedir el 1-O, que ha tildado de «ilegal», donde el cuerpo cerró 134 colegios (104 los antidisturbios), unidos a los 250 que no llegaron a abrir.
Frente a las acusaciones de pasividad, el mayor ha defendido que su operativo buscaba cumplir la orden judicial de impedir el referéndum y ha recalcado que la magistrada que la dictó les emplazó, a él y a los mandos de la Guardia Civil y la Policía Nacional, a actuar «con paciencia, contención y garantizando en todo momento la paz social».
Precisamente, según el mayor, sus diferencias con el coronel Diego Pérez de los Cobos, alto cargo de Interior designado para coordinar el operativo, radicaban en que éste sugería que la preservación de la paz social «no podía ser una excusa para facilitar la votación, una cosa que -ha agregado- a mí me parecía ofensiva».
Trapero no ha hecho esfuerzos por ocultar sus diferencias con De los Cobos, con el que ha dicho que mantuvo momentos de «tensión dialéctica», y ha lamentado que «alguien» decidiera «quebrar» la coordinación entre los distintos cuerpos el 1-O.
Y de la concentración ante la consellería de Economía el 20-S, Trapero ha asegurado que se implicó «personalmente» en la salida de la secretaria judicial, a quien ofreció una alternativa «segura": primero, abrirse paso entre la muchedumbre escoltada por Mossos y un cordón de antidisturbios, y luego salir por la azotea, una vez que desmontó el cordón al creer que el registro no había terminado.
Ese día, según ha recalcado, el exlíder de la ANC Jordi Sànchez no actuó de mediador sino como colaborador, como así le dejó claro cuando en un momento sintió que no comulgaba con su visión policial.
«Tú no me vas a decir a mí cómo se hace un dispositivo policial», le dijo Trapero, para quien la única violencia que vio aquel día fue el lanzamiento de alguna botella, «algún empujón» y «evidentemente» lo ocurrido con los coches de la Guardia Civil.