El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont ha definido este jueves a la Constitución como «una herramienta de represión» y ha dicho que su cuarenta aniversario se celebra «en un clima inaceptable de coacción de los derechos fundamentales».
Así se ha expresado en una intervención telemática desde Bélgica ante los asistentes al ayuno de 24 horas que se celebra en los Caputxins de Sarrià, en Barcelona, en solidaridad con los presos independentistas en huelga de hambre.
Puigdemont ha dicho que cuando se votó la Carta Magna la ciudadanía la vio como «una herramienta de esperanza», aunque ha añadido que, sin embargo, hoy está «caducada» y convertida en «una herramienta de represión».
Ha señalado también que el Tribunal Constitucional, ante la que ha calificado de «inevitable derrota judicial del Estado» frente a la justicia europea, está «añadiendo más sufrimiento y abuso» a los presos no resolviendo los recursos presentados.
Ha dicho que «este régimen ya no está pensado para resolver las esperanzas de futuro (de la ciudadanía) sino para impedirlas, para reprimirlas» y que la Justicia en España es «prevaricadora» y está «claramente al margen del Estado de derecho».
En referencia al recorrido de la causa judicial que le atañe, ha indicado que «la Europa judicial ya les ha dicho claramente que así no, que por este lado les pueden enmendar la página» y que «la Constitución ya no pasa la prueba del algodón».
Antes de Puigdemont ha intervenido la secretaria general de ERC, Marta Rovira, huida a Suiza, que ha asegurado que uno de los objetivos de la «represión» es «directamente dinamitar el movimiento independentista», por lo que ha pedido «unidad» a todos los actores políticos y sociales.
Ante los juicios a los líderes del procés, ha dicho que habrá que responder de forma «pacífica y democrática» y ha considerado que «defender un cambio político en un Estado democrático y de derecho no debería ser nunca un delito», por lo que el Estado «está en quiebra».