Tres personajes dan vida a un relato de ficción que sin embargo, y por desgracia, tiene demasiadas referencias identificables en la vida real y cotidiana.
'Ayer me follé a Lucía' replica la conversación escueta y dura como la vida misma en la que un joven le explica a otro cómo se aprovechó del estado de embriaguez de una chica para abusar sexualmente de ella, y hacerle lo que se le antojara en contra de su voluntad.
Una voluntad enajenada transitoriamente por las sustancias, que en ningún caso justifica un comportamiento como este, el mismo que puede acarrear en la víctima signos y traumas imborrables con el tiempo.
«La mayoría de las violaciones no son cometidas por un tío con pasamontañas esperándote detrás de un seto. La mayoría de las violaciones, son cometidas por alguien conocido», describe Paula Marín, la autora de este reflejo hiperrealista de la violación en el que participan «tres protagonistas: un violador, una mujer violada, y un cómplice».
«Y lo más heavy de todo, es que, seguramente, ninguno de los tres piense que lo que ha pasado, se llama VIOLACIÓN, sino que ha sido algo dentro de la fiesta. Cosas del colocón. La noche, que confunde. Y aún más heavy es, que muchas de las personas que lean esto, pensarán lo mismo, o que la culpa, es de Lucía, por no 'saber cuidarse' o haber bebido tanto», concluyen estas líneas, compartidas por miles de usuarios en Facebook en las últimas fechas.