Todos los vehículos nuevos matriculados en la Unión Europea (UE) deberán pasar los últimos tests de emisiones a partir del 1 de septiembre antes de poder circular, recordó este viernes la Comisión Europea (CE).
Los dos tests, que empezaron a practicarse ya en 2017 solo a los nuevos modelos de vehículos, consisten en unas pruebas más estrictas, que aseguran unos niveles de emisión de CO2 más fiables.
En particular, incluyen una prueba de laboratorio que reflejará mejor la realidad (conocido como «WLTC», por sus siglas en inglés) así como con un procedimiento llevado a cabo en condiciones reales de conducción (RDE).
La comisaria europea de Mercado Único e Industria, Elzbieta Bienkowska, dijo en un comunicado que desde el escándalo de «Dieselgate» que estalló hace tres años, la UE ha «cambiado las reglas del juego».
El objetivo es impedir los fraudes, proteger la salud de los ciudadanos y del medioambiente y estimular la competitividad mundial de la industria europea.
«Los test de emisiones más estrictos son una pieza del puzzle, pero aún nos queda mucho por hacer; hablo de estudios nacionales que están en curso, el estado de avance de los recordatorios de los vehículos no reglamentarios y la aplicación de las nuevas reglas sobre la homologación de los vehículos y la transición de la movilidad reducida de emisiones» dijo Bienkowska.
El WLTC es un test de homologación de las emisiones de CO2 y de consumo de combustible de vehículos, que entró en vigor el año pasado y que a partir de mañana será obligatorio en todos los nuevos vehículos con matriculación europea.
Además, las RDE (pruebas de emisiones en conducción real) serán también obligatorias, y no sólo medirán las pequeñas partículas sino que a partir de septiembre de 2019 permitirá medir la emisión de nitrógeno (NOx).
Estas medidas forman parte de las iniciativas de la Comisión Europea (CE) para proteger mejor a los ciudadanos europeos de los gases de la combustión y para restablecer la confianza de los consumidores europeos en el rendimiento de los vehículos.