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Desafío independentista

Colau: «No soy independentista, la ruptura con el PSC es cuestión de democracia»

La alcaldesa de Barcelona, durante un pleno de la corporación barcelonesa. | Efe

| Barcelona |

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha insistido hoy en que no es independentista y ha argumentado que la ruptura del pacto de gobierno en el Ayuntamiento con el PSC, que votaron las bases de su formación Barcelona en Comú, «tiene que ver con la democracia».

Colau y su hasta ahora socio de gobierno, el socialista Jaume Collboni, se reunirán este martes para pactar una ruptura lo menos traumática posible para el Ayuntamiento, mientras que ERC y PDeCAT se ofrecen para dar estabilidad.

Después de que ayer un 54 % de los inscritos en BComú que votaron en la consulta apostasen por disolver el pacto de gobierno con los socialistas porque éstos apoyaron la aplicación del artículo 155, Colau se ha apresurado hoy a reiterar que ella no es independentista y que la ruptura con el PSC «es una cuestión de democracia».

Colau, que no ha desvelado su voto, ha agradecido la labor de los socialistas durante los pocos meses en que han gobernado juntos y ha considerado que si el PSOE hubiera consultado a sus bases sobre el apoyo al 155 éstas habrían rechazado apoyar la intervención de la Generalitat y ella no habría tenido que consultar a las suyas.

«No soy independentista y he sido muy crítica con la DUI», ha declarado Colau, intentando evitar lo que ya han hecho los grupos de Ciudadanos y PP al situarla en el frente independentista.

La ruptura «tiene que ver con la democracia y con la tristeza por la aplicación del 155, un hecho insólito y terrible que el PSC no ha condenado, sino que ha construido», ha justificado Colau, que no firmará hasta mañana el decreto de disolución del pacto después de hablar con Collboni para que sea los menos traumático posible para la gestión municipal.

La formación que lidera Colau ya se está preparando para volver a gobernar sólo con el apoyo de sus 11 ediles, del total de 41 concejales que forman el consistorio, y ha dejado la puerta abierta a pactar puntualmente también con el PSC.

«Esto no es una ruptura, es un cambio de relación», ha llegado a decir la alcaldesa.

Sin embargo, Collboni y su partido no han ocultado su disgusto y el presidente del grupo del PSC en el Ayuntamiento de Barcelona ha tildado de «error histórico» la decisión de BComú.

Collboni ha dicho no entender por qué se convocó la consulta si la alcaldesa «defendía que el pacto había funcionado y había sido bueno para la ciudad».

«No entendemos que a unas semanas del 21-D se haya abierto este debate en estos términos, con una pregunta claramente dirigida y con el añadido de un silencio incomprensible de la señora Colau», ha declarado Collboni, que defiende «poner Barcelona por encima de todo y las políticas sociales por delante del conflicto nacional».

«Hoy tenemos un gobierno roto, debilitado y que añade inestabilidad a la ciudad cuando lo que se nos pedía era estabilidad y certezas», ha sentenciado Collboni.

La ruptura del pacto, a su juicio, satisface «a independentistas y al PP, que han sido los principales atacantes de esta coalición y este puente que quedaba en Cataluña».

El portavoz del grupo municipal del PDeCAT, Jaume Ciurana, que se había ofrecido a Colau para garantizar la estabilidad municipal si rompía con los socialistas, ha advertido que tras la ruptura podría haber «una tregua para que cada uno pueda hacer su campaña electoral» del 21-D y luego podría «quedar en nada».

El presidente del grupo de ERC, Alfred Bosch, ha descartado que los republicanos entren a formar parte del gobierno de Colau, pero ha reiterado la oferta de «sentarse a hablar de cómo garantizar la estabilidad».

La portavoz de Cs en el Ayuntamiento, Marilén Barceló, ha sido de las primeras en hurgar en la ruptura al afirmar que Colau «da prioridad a su calculadora electoral y prepara un pacto con los independentistas tras humillar a los socialistas».

El presidente del grupo del PP, Alberto Fernández, ha acusado a Colau de «frivolidad» y de «fracturar» a BComú y «hundir Barcelona», mientras que la CUP ha reiterado la oferta de apoyo a BComú si lleva a cabo «políticas rupturistas».

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