Una terapia que utiliza un virus «escondido» en una célula que hace de «taxi» para trasladarlo hasta el tumor y destruirlo, a la vez que estimula el sistema inmunológico del paciente, ha demostrado su seguridad (falta de toxicidad) en niños con neuroblastoma, un cáncer infantil muy agresivo.
El Hospital Infantil Niño Jesús de Madrid es el único acreditado para realizar esta terapia celular con virus, lo que es posible gracias a la colaboración con el Instituto de Salud Carlos III.
El tratamiento, denominado Celyvir, consiste en células mesenquimales (obtenidas de la médula ósea) que transportan virus oncolíticos modificados genéticamente hasta las áreas del tumor para destruirlo, respetando las células sanas.
Se utiliza la estrategia del «Caballo de Troya» para «esconder» a los virus dentro de la célula, ha señalado el doctor Javier García Castro, de la Unidad de Biotecnología Celular del Carlos III.
«Utilizamos la capacidad intrínseca de las células de llegar hasta el tumor para utilizarla de taxi», ha explicado este investigador.
El organismo tiende a atacar a los virus que detecta y en este caso lo que se pretende es que el virus viaje escondido en las células mesenquimales.
Además, se ha observado que se «produce un efecto llamada» al sistema inmunológico que se estimula y, de forma indirecta, puede también atacar al tumor primario y a las metástasis.
La terapia, que se administra por vía intravenosa, ya ha sido probada en un ensayo clínico en fase I en el que han participado 10 niños y 10 adultos con tumores sólidos refractarios, en el que se ha demostrado su seguridad, si bien los resultados clínicos no se harán públicos hasta finales de año.
Los inicios de esta investigación se remontan diez años atrás y desde entonces la terapia ha sido probada como uso compasivo en 20 niños, fundamentalmente con neuroblastoma, el tumor sólido infantil más frecuente después de los tumores cerebrales.
La mortalidad por este cáncer es del 40 % y se incrementa en un 90 % en los casos de recaídas.
El doctor Manuel Ramírez Orellana, coordinador del Laboratorio de Investigación de Onco-Hematología del Niño Jesús, ha resaltado que «se han tratado suficientes casos para tener una idea que es lo más importante de nuestra terapia: es bien tolerada por los pacientes».
De hecho, ha precisado, la máxima toxicidad ha sido fiebre pasajera», lo que, a su juicio, es «una noticia estupenda».
La segunda idea «importante» es que «puede ofrecer beneficios a los pacientes», ha asegurado el doctor Ramírez, quien ha precisado que «también hemos aprendido que para que haya beneficio el sistema inmune tiene que reaccionar».
De los 20 niños tratados en el programa de uso compasivo, en un caso se eliminó el tumor y diez años después no ha vuelto a aparecer; en otro desapareció también la enfermedad, pero a los seis meses hubo una recaída; en una niña se produjo una estabilización durante dos años y en tres casos se obtuvieron resultados parciales.
La investigación ha avanzado gracias a muchos factores, entre ellos, al diseño del virus oncológico, denominado Icovir 5, realizado por el doctor Ramón Alemany, del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvige.
El siguiente paso es realizar un estudio en fase II para demostrar la eficacia, que probablemente se pondrá en marcha el año que viene y los resultados se tendrán dos años después.
El doctor Ramírez ha asegurado que el fármaco no se comercializará hasta dentro de cinco o seis años, y ello siempre que se consigan los resultados que los investigadores esperan y se logre financiación.
Mientras tanto y hasta que no haya un ensayo clínico abierto, se seguirá administrando como uso compasivo «pero con criterios un poco más estrictos».