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Campaña electoral hacia el 20-D

Sánchez, Rivera e Iglesias exponen en un debate intenso sus programas electorales

Los candidatos a la Presidencia del Gobierno de Ciudadanos, Albert Rivera; PSOE, Pedro Sánchez; y Podemos, Pablo Iglesias, a su llegada al debate digital organizado por el periódico El País. Foto: JuanJo Martin

| Madrid |

El debate entre los candidatos a la Presidencia del Gobierno por el PSOE, Pedro Sánchez, Ciudadanos, Albert Rivera, y de Podemos, Pablo Iglesias, han participado este lunes en un debate organizado por 'El País' en el que comenzaron con tono conciliador, con una pregunta directa sobre si preferían tutearse o hablarse de usted, y derivó en un cruce de reproches a propósito de la política de pactos y la estrategia frente al independentismo catalán, la implantación de copagos o la mención a expolíticos como Trinidad Jiménez o Juan Carlos Monedero.

Uno de los mayores rifirrafes llegó cuando Iglesias, el único sin chaqueta y con continuas peticiones para «bajar el tono» -lo que provocó algunas bromas de sus rivales: «pareces el moderador"-, atacó a Pedro Sánchez a propósito de las llamadas puertas giratorias de expolíticos que acaban en empresas privadas. Habló de Jordi Sevilla, actual responsable de Economía en la campaña del PSOE, y citó también a Trinidad Jiménez. «Trinidad Jiménez ocupa la silla en el consejo de administración de Telefónica que dejó Rodrigo Rato», defendió Iglesias.

Sánchez respondió acusando a su rival de «mentir» y de recurrir a la «difamación». «Igual que hace Monedero», dijo con tono duro y mirando a Pablo Iglesias. El secretario general del PSOE recordaba de esta forma la polémica suscitada recientemente por unos gestos de Monedero en la presentación de una revista satírica que se podían interpretar como que Rivera era consumidor de cocaína. Iglesias trató de salir al paso: «Me dijeron que si el debate les iba mal sacarían a Monedero o Venezuela».

La Unión Soviética también se mencionó en el debate. Fue al hablar de Cataluña, cuando Sánchez afeó a Iglesias su apuesta por un referéndum y por el derecho de autodeterminación. «*Sabes cuál fue el único país que defendió el derecho a la autodeterminación». La Unión Soviética!». En este punto, Rivera cuestionó también las «bromas» del líder de Podemos, criticado por sus acercamientos a partidos que no condenan explícitamente el terrorismo de ETA.

La política de pactos fue un frente que atacó Rivera criticando al PSOE por pactar en Cataluña con partidos independentistas que «tienen como objetivo romper España». Sánchez respondió reprochando al líder de Ciudadanos ser «de derechas» --algo que repitió en varias ocasiones-- y recordando su pacto con Libertas en las elecciones europeas de 2009. «No estoy de acuerdo con que sea de derechas», terció Iglesias, «Albert es de quien haga falta».

Antes de empezar, un micrófono abierto durante algunos minutos permitió escuchar desde la sala de prensa los comentarios que hacían entre ellos los tres candidatos después de posar en plató para los fotógrafos. «*Nos tuteamos?», se oyó que preguntaba Rivera, el único con corbata, a lo que sus rivales contestaron afirmativamente. El tono del diálogo era entonces distendido, centrado principalmente en cuestiones relativas al desarrollo del debate.

El debate, conducido por Carlos de Vega, comenzó con la explicación de la ausencia del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y con la explicación de por qué 'El País' rechazó la participación de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. «Esto es un debate entre los candidatos con posibilidades de ser presidente», apuntó el moderador.

«Dos valiosos políticos»

Sánchez reivindicó en su primera intervención la trayectoria del PSOE y su elección como secretario general mediante el voto de la militancia. Además, aprovechó para referirse a sus rivales como «dos valiosos políticos». Acto seguido, aludió a la ausencia de Rajoy en el debate. «Los socialistas queremos cambiar lo que hoy, como los últimos cuatro años, está ausente», apuntó señalando con su mano al atril vacío del presidente del Gobierno. Rivera censuró los «reproches» cruzados entre PSOE y PP, «incluso cuando uno está ausente». «Esperamos soluciones y no que os peguéis entre vosotros», añadió.

Iglesias comenzó el debate mostrándose como la voz discordante sobre la estrategia a seguir contra el Estado Islámico, primero por rechazar la intervención militar en países como Siria y, después, por prometer un referéndum para decidir cualquier intervención en el exterior. «Rivera utiliza el lenguaje de Aznar y Sánchez no está a la altura de Zapatero», dijo el candidato de Podemos trayendo a la actualidad la guerra de Irak.

El legado de Zapatero fue un elemento de discusión a propósito de la reforma laboral. Fue Rivera el primero que resumió la política del Gobierno socialista como «paro, paro y más paro», a lo que Sánchez respondió negando siendo lo mismo que el PP y acusando a Ciudadanos de ser «una derecha» que, con el contrato único, respalda «universalizar la precariedad laboral» con un plan oculto: «cuanto antes te despidan, más barato sales». «Creo que sería bueno rebajar el tono», terció Iglesias en varias ocasiones, conciliador y crítico tanto con el modelo de los socialistas como con la propuesta de Ciudadanos.

Bajada de impuestos

Sánchez fue especialmente duro con Rivera, «un machista», según él, por estar en contra de las cuotas como estrategia para apoyar la igualdad. Aunque el principal elemento de discrepancia fue su acusación de «mentir a los españoles» al prometer, como el Partido Popular, rebajas de impuestos. En este sentido, pidió al líder de Ciudadanos que explicara cómo lo iba a financiar sabiendo que Bruselas exige nuevos recortes para la próxima legislatura. «A lo mejor introduciendo copagos», apuntó el secretario general de los socialistas, que volvió a sacar el tema en el bloque de política social. El candidato de Ciudadanos trató de salir al paso, defendiendo «que no haya copagos como en algunas comunidades gobernadas por el PP o por el PSOE».

El inglés también se coló en el debate cuando Rivera hablaba de «blindar en la Constitución los derechos sociales», rescatando así una de las ideas originales de Podemos. «Don't imitate, innovate» (No imitas, innova), fue la respuesta sarcástica de Iglesias. El candidato de Ciudadanos apostó por la «felicidad» en el trabajo y Pedro Sánchez también recurrió a frases grandilocuentes como «mi patria es la igualdad».

Corrupción: «No me interrumpa más»

Llegando al final del debate, el moderador tuvo que intervenir cuando se hablaba de corrupción, un momento en el que los candidatos se atropellaron en el uso de la palabra arrojándose unos a otros las dudas sobre algunos de los miembros de sus listas. Fue Sánchez quien aludió primero al candidato de Podemos por Jaén, Andrés Bódalo, condenado por agredir a un concejal del PSOE. Iglesias aludió a la Ley Mordaza y, subiendo el tono, pidió al candidato del PSOE que no le interrumpiera. Según él, este tipo de estrategias hace imposible, «por desgracia», cualquier acuerdo entre los socialistas y Podemos cuando los primeros «hacen discursos propios de la extrema derecha».

El mensaje final, de un minuto, se centro en «el orgullo de ser español» en el caso de Rivera. Iglesias calificó de «vieja política» la petición del voto y habló de una España que quiere cambio frente a los «inmovilistas». Sánchez recurrió de nuevo a la reivindicación del PSOE, «hoy más importante que nunca» para dar paso una vez más a «la España de las oportunidades». Un aplauso de todos, público y candidatos, puso el broche final a dos horas de debate.

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