Alrededor de tres mil personas han participado este domingo en la tradicional fiesta de invierno de Ibi (Alicante) en la que un grupo de personas, «els enfarinats», han tomado el «poder civil» de forma ficticia y por un día batallando a golpe de huevos podridos, harina y petardos.
La «batalla» se ha celebrado sin incidentes y con la participación de muchas personas que han llegado de fuera de este municipio alicantino, según ha asegurado Juan Valls, concejal de Fiestas y Tradiciones en el Ayuntamiento de Ibi.
Más de 1.500 docenas de huevos podridos, alrededor de 4.000 kilos de harina y miles de cohetes y petardos han sido la «munición» usada por los participantes en esta tradición, que tiene algo más de 200 años de antigüedad.
«Els enfarinats», ataviados con atuendos estrafalarios y con el rostro completamente embadurnado de harina, someten bajo su «mandato» a esta localidad juguetera durante la festividad de los Santos Inocentes y recaudan fondos ("impuestos") en los comercios, dinero que se destina a causas benéficas, en este año al asilo de ancianos de San Joaquín del municipio.
Una de las características de esta representación, «única en todo el mundo», según el Ayuntamiento, es que todo aquel ciudadano que incumpla la «ley» del gobierno ficticio está obligado a pagar una «multa» si no quiere acabar cubierto de harina.
«Els enfarinats», integrados solo por hombres que guardan una relación de parentesco o amistad, ejercerán este domingo, por un solo día, «el poder civil» de la ciudad, en concreto, los cargos de alcalde, juez, alguacil, concejal de Hacienda, secretario y cajero, entre otros,
Para ello, a primera hora la autoridad municipal ha entregado la vara de mando del consistorio a los nuevos regidores, quienes, en actitud intimidatoria, han acudido a este simbólico acto portando bolsas llenas de harina y petardos voladores.
Este «golpe de poder» ha contado con el rechazo de un colectivo de vecinos, que recibe el nombre de «oposición», y que según ha explicado Valls, «este año ha sido muy numerosa y muy potente».
A partir de ese momento, la dialéctica «nada política» se ha trasladado a la plaza de la Iglesia, donde «enfarinats» y «oposición» se han arrojado huevos podridos, tomates, verduras, harina, polvos de talco y cohetes voladores.
A la hora de comer, se ha suscrito un «acuerdo temporal de no agresión» para degustar los platos típicos de la gastronomía tradicional.
Esta tarde, «els tapats», personas disfrazadas de las formas más variopintas y cubiertas con capas y máscaras, muchas de ellas esposas en la vida real de «els enfarinats», se vengarán de éstos mediante bailes y algo más de harina.
En El baile ("la dançà") pueden participar vecinos y conocidos, siempre y cuando acudan con trajes elegantes.
Al final, ya por la noche, la elegancia se impone al «caos», por lo que «els enfarinats» ceden su «poder».
Las fiestas de invierno de Ibi, en las que se enmarca la jornada de «els enfarinats», culminan el próximo 6 de enero, con la visita de los Reyes Magos.