El presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha apelado este lunes a no «confrontar» la legitimidad democrática y la legalidad del Estado de derecho, porque eso supone «llevar las cosas al límite», en un acto que presidía junto al Fiscal Superior de Catalunya que firmó la querella contra él.
Mas ha defendido la necesidad de «soldar y juntar» legitimidad y legalidad, en su discurso en el acto de entrega de los premios del Día de la Justicia, que ha presidido junto al Fiscal Superior de Catalunya, José María Romero de Tejada, el presidente el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TJSC), Miguel Ángel Gimeno, uno de los tres magistrados que debe decidir sobre la admisión a trámite de la querella, así como el conseller de Justicia, Germà Gordó.
Tras su discurso, que Romero de Tejada no ha aplaudido, Mas ha intercambiado un breve saludo durante unos segundos con el Fiscal Superior, aunque durante el acto de entrega de premios no se han dirigido la palabra pese a figurar -separados por el conseller Gordó- en la misma mesa presidencial.
El presidente catalán ha sostenido que la política debe tener «la clarividencia, la sabiduría y la prudencia» de entender que cuando tantas personas tan diferentes apoyan un proyecto, lo que hay que hacer es «casar bien, juntar bien, soldar bien la legitimidad de la democracia con la legalidad de un Estado de derecho».
Para Artur Mas, ambos principios «deben ir de la mano, no se pueden confrontar» porque los que lo hacen «son los que llevan la situación al límite, y el límite no es la solución».
El presidente de la Generalitat cree que la voluntad de Catalunya es «soldar la legitimidad de los ciudadanos, cuando se expresa en las urnas, y la legalidad» y que desde el gobierno catalán se han hecho «todos los esfuerzos» para conseguirlo.
«Y si no ha podido ser exactamente así, es porque cuando hemos llamado a la puerta no había nadie o se nos ha cerrado», ha resaltado Artur Mas, que ha expresado su deseo de que «todos los poderes públicos» entiendan que ese mensaje «es fundamental para la buena convivencia de todos, en el presente y en el futuro».
El presidente de la Generalitat ha lamentado el «intento fallido de mejora del autogobierno» que supuso el Estatut de 2006 recortado por el Tribunal Constitucional y ha avisado de que Catalunya «no se conformará ni se conforma con esa regresión», sino que seguirá luchando porque la «capacidad de decisión propia es un elemento esencial» de su identidad.
«De esos vientos vienen estas tempestades», ha apuntado Artur Mas, tras recalcar que en Catalunya es «muy evidente y prácticamente unánime» la sensación de que esta comunidad en vez de mejorar su autogobierno está yendo «para atrás, como los cangrejos».
En ese sentido, ha destacado la «gran transversalidad» que tiene ese sentimiento en Catalunya, con una «población absolutamente mezclada» en la que «millones de personas han venido de fuera».
«Y por eso llora la criatura, porque eso se vive en Catalunya como una ruptura de nuestro proyecto colectivo, porque desde la Edad Media hay esa voluntad de gobernarnos cuanto más mejor a nosotros mismos», ha opinado Artur Mas.
El presidente catalán ha concluido su discurso agradeciendo al sistema judicial su labor clave para construir, pese a las circunstancias actuales, «un país más transparente y limpio».
En el acto, Artur Mas ha entregado la Medalla de Honor a los ocho consellers responsables de Justicia desde el restablecimiento de la Generalitat tras la dictadura.
En nombre de los premiados, ha pronunciado un discurso la presidenta del Parlament y exconsellera de Justicia entre los años 1995 y 2001 Núria de Gispert, que ha destacado que todos los titulares del Departamento de Justicia han trabajado para que Cataluña disponga de «estructuras de Estado», especialmente para el desarrollo de uno de sus rasgos distintivos, el derecho civil catalán.