El pederasta Daniel Galván, detenido el lunes en Murcia tras ser revocado su indulto en Marruecos, ingresó ayer en prisión de forma provisional por orden de la Audiencia Nacional mientras se resuelve su posible extradición o se acuerda que cumpla el resto de su condena en España.
Galván permanecerá en la cárcel madrileña de Soto del Real en tanto se busca una solución legal a su caso, que estudian ya los ministerios de Justicia de España y Marruecos.
Tras tomarle declaración, el juez de guardia, Fernando Andreu, decretó su prisión provisional ante el riesgo de fuga y la gravedad de la pena impuesta (30 años de cárcel) mientras se decide si cabe o no su extradición a Marruecos.
Galván se negó a ser extraditado e invocó su arraigo en España por sus amistades y por tener una casa en Torrevieja (Alicante). Durante su estancia en la Audiencia Nacional fue reconocido por un forense, que certificó que padece ansiedad.
En el auto de prisión, el juez subraya que Galván «carece de arraigo, familiar, social, económico o de otro tipo que neutralice la tentación de ponerse fuera del alcance» de la Justicia.
Galván nació en Irak y adquirió la nacionalidad en España al casarse con una mujer española, de la que se encuentra divorciado. Su vida ha transcurrido mayoritariamente en Irak y en España, si bien ha estado residiendo en distintos países, como Egipto, Siria, Jordania, Reino Unido o Marruecos.
Nueva denuncia
En Torrevieja, el padre de una menor residentes en esta localidad alicantina ha presentado una denuncia ante la Guardia Civil contra el pederasta por presuntos «abusos sexuales» cometidos contra la pequeña «hace unos años».