El presidente del Banco Santander, Emilio Botín, ha declarado durante apenas 20 minutos ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu como testigo en la causa en la que se investiga la fusión y salida a Bolsa de Bankia. «Todo ha ido bien», se ha limitado a decir a su salida de las dependencias judiciales.
Botín ha sido recibido y despedido del tribunal por medio centenar de afectados por las participaciones preferentes de la entidad y varias decenas de reporteros gráficos, a los que ha saludado con su mano derecha.
Tanto a su llegada como a la salida los manifestantes han hecho sonar sus silbatos y han proferido gritos como «ladrones», «Nuestros ahorros, vuestro Botín» o «Bankia robando y el Gobierno apoyando».
UNA HORA DE ANTELACIÓN
Botín, que ha llegado a la Audiencia Nacional con más de una hora de antelación sobre el horario de su declaración, ha sido preguntado por el objetivo de las reuniones que mantuvo con el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, en los días previos a la dimisión de Rodrigo Rato como presidente de la entidad.
Vestido con traje oscuro, camisa blanca y corbata roja, el presidente del Santander fue conducido en coche hasta la puerta de la sede de la Audiencia Nacional en la calle Prim y accedió a pie al edificio.
Andreu interrogará también este viernes a los presidente de Caixa Bank y BBVA, Isidro Fainé y Francisco González, que también participaron en las reuniones con De Guindos.
UPyD pidió al juez que tomara declaración a los responsables de los tres bancos para explicar el «contenido» de los encuentros que mantuvieron con De Guindos los días 4 y 6 de mayo de 2012 y los que celebró con el todavía presidente de la entidad nacionalizada.
NO EXPLICÓ «LAS RAZONES Y MOTIVOS»
Estas reuniones, reveladas por De Guindos en la declaración por escrito que envió al juez instructor, se produjeron después de que el 4 de mayo Rato presentara su último plan de viabilidad para la entidad y antes de que el día 7 se hiciera pública su dimisión como presidente y su sustitución por José Ignacio Goirigolzarri.
En la petición de comparecencias, UPyD argumentaba que De Guindos no detalló «las razones, lugar y motivos» de estos encuentros ni los explicó con «detalle», tal y como le había pedido esta parte.
El ministro indicó que las reuniones «se enmarcaban en los contactos habituales que tenía con los responsables de las principales instituciones financieras españolas para analizar la situación del sistema financiero, la crisis de la zona euro, la evolución y perspectivas de la economía nacional e internacional, las principales variables financieras, en particular la evolución del crédito y acceso a la financiación, y las iniciativas legislativas europeas con impacto en el sistema financiero».
«TRÁMITE POCO CREÍBLE»
UPyD señalaba que «nada» dijo el ministro «sobre el objeto concreto de tales reuniones ni su contenido» y trató de presentarlas como «de mero trámite» a fin de «comentar cuestiones generales, como la evolución de la economía nacional, las principales variables financieras... etc».
A juicio de esta parte, además de la «evidente falta de información sobre el contenido concreto de tales reuniones, lo cierto es que el supuesto carácter ordinario (o poco menos que burocrático) de tales reuniones resultaba poco creíble y casa muy mal con las circunstancias excepciones que el propio Sr. ministro refiere en su escrito».
«No parece desde luego habitual que los cuatro presidentes de las cuatro principales entidades financieras españolas (todas ellas sistémicas) se reúnan dos veces seguidas en el escaso periodo de dos días y que además la segunda de tales reuniones tenga lugar un domingo, en el despacho oficial del propio Sr. De Guindos», aseguraba la formación.
Tras indicar que la presencia de los tres banqueros en ese encuentro no parece «casual o fortuita», habida cuenta de que coincidieron con la crisis de Bankia, UPyD señalaba que la respuesta de De Guindos contrasta con las que hicieron Rato y el exgobernador del Banco de España Miguel Angel Fernández Ordóñez, que atribuyeron a las «autoridades económicas» el rechazo del último plan de viabilidad presentado por la dirección de Bankia.