El número de atendidos por la organización entre 2007 y 2011 se ha incrementado un 174% hasta superar el millón de personas, a la vez que ha advertido que sus recursos para ayudar a los más desfavorecidos empiezan a estar al límite.
Así lo ha asegurado el secretario general de la organización, Sebastián Mora, en la presentación del último informe, el séptimo que elabora Cáritas, sobre «Los efectos permanentes de la crisis», en donde ha subrayado que se encuentran en muchos aspectos cubriendo huecos que están dejando las administraciones.
«Las personas se quedan más tiempo con nosotros y los recursos empiezan a estar al límite. No podemos, ni debemos, ni queremos atender a todo el mundo. No es bueno que hagamos el trabajo del Estado», ha recalcado Mora. En el informe se recoge que el número de personas atendidas por los servicios de acogida y asistencia de Cáritas ha pasado de 370.251 personas en 2007 a más de un millón (1.015.276) en 2011, lo que supone un incremento de más del 174 por ciento.
Preocupación
Mora ha expresado su «honda preocupación» y «radical incertidumbre por los efectos de la crisis», además de trasladar que desde Cáritas «nos seguimos conmoviendo con desesperanza ante una crisis más extensa y un empeoramiento de la misma, profundo y rápido». El secretario general ha opinado, además, que se están «erosionando los mecanismos básicos de la ayuda social».
En este sentido, el coordinador del equipo de estudios que ha llevado a cabo el informe, Francisco Lorenzo, ha reflejado que en los últimos años se ha consolidado la desigualdad territorial en los requisitos y las ayudas solicitadas por las personas más necesitadas dependiendo de las comunidades autónomas.
Lorenzo ha explicado que el 36 por ciento de las Cáritas Diocesanas han apuntado que existen practicas discriminatorias constatadas en el acceso a prestaciones o servicios sociales públicos en distintas comunidades.
A su vez, Lorenzo ha advertido de que las crisis está cambiando a a la sociedad y «estamos asistiendo a la pérdida de avances sociales que no recuperaremos cuando finalice la crisis».
El perfil de las personas que recurren a la ayuda de Cáritas es el de una persona de nacionalidad española o extracomunitaria, en una situación de irregularidad sobrevenida, en riesgo de perder su vivienda, parejas con hijos y adultos de entre 30 y 44 años.