Los presupuestos de 2012 están marcados por un recorte en todas las partidas para garantizar el objetivo de déficit público, con la excepción del pago de los intereses de la deuda, que crece más del 30%, y los gastos de personal, que se incrementan un 1,3% por el mayor número de funcionarios jubilados.
Una «situación crítica» que trata de afrontar el Gobierno con unos presupuestos «extraordinarios», según el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, para quien las cuentas que se han presentado en el Congreso son las que «menos perjudican al crecimiento económico». En cuanto al pago de intereses de deuda pública, tanto en términos de contabilidad nacional (29.246 millones de euros) como de caja (28.848 millones) son mayores que el propio ajuste fiscal que incluyen las cuentas (27.300 millones).
La deuda
El pago de la deuda también supera todo lo que el Estado gasta en pagar a su personal o en la partido para el pago por desempleo. El Gobierno considera este ajuste como el «mayor esfuerzo de consolidación de la democracia» y confía en que con él se consiga «recuperar la confianza de Europa», a lo que también contribuirán las reformas ya aprobadas y las que se anunciarán en breve.
Las inversiones reales en términos homogéneos -eliminando las obligaciones de ejercicios anteriores- caerán un 19,6%. Entre las medidas extraordinarias destacan las que se introducen para la regularización de rentas ocultas al fisco, y que a juicio del Ejecutivo permitirán obtener unos 2.500 millones de euro. Además, la inversión en infraestructuras disminuye a la mitad de lo que se presupuestó en 2010.