El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha reconocido que el Gobierno está «preocupado» por los salarios de las entidades financieras que han percibido ayudas públicas, y ha anunciado que la próxima reforma financiera impondrá un «control» a todas ellas.
En una entrevista en TVE, el ministro despejó una de incertidumbres que giran en torno a la reforma financiera que se aprobará en los próximos días, al señalar que el control de los salarios afectará a todas las entidades que, de una manera u otra, han recibido ayuda pública.
Este control, por tanto, afectará tanto a las que el Estado ha inyectado capital (Unnim, Catalunya Caixa y Novagalicia) como a las que recibieron en un primer momento un préstamo del Fondo de Reestructuración Bancaria Ordenada (FROB), como son Bankia, Banca Cívica, BMN y Caja España.
A finales de diciembre, el Banco de España obligó a todas estas entidades a desvelar los salarios de sus directivos, a la cabeza de las cuales se encuentra el presidente de BFA-Bankia, Rodrigo Rato, con un salario anual de 2,34 millones de euros, seguido del consejero delegado de Bankia, Francisco Verdú, con 2,26 millones anuales.
En las últimas semanas, las entidades que recibieron los préstamos del FROB han argumentado que su situación es diferente a las que han recibido una inyección de capital, dado que no han sido intervenidas y además están pagando puntualmente los intereses que generan sus ayudas, que es superior al 7 por ciento.
Sin embargo, el ministro aseguró hoy, al respecto, que habrá límites en los dos grupos, aunque los diferenció en su explicación.
Con respecto a los primeras entidades, las que «están intervenidas y bajo el control del Banco de España», apuntó que los sueldos «tienen que estar controlados, y acordes con una remuneración adecuada».
Con respecto al segundo grupo de entidades, que han tenido ayudas financieras en forma de prestamos, «ahí el Gobierno también va a establecer directrices», dijo el ministro, sin más detalles.
En términos generales, De Guindos apuntó que la reforma financiera facilitará una reestructuración del sector y generará una nueva oleada de fusiones.
Pero no se pronunció sobre las «parejas» que pueden formarse, ni siquiera cuando en la entrevista se le insistió en la posibilidad de una fusión entre La Caixa y Bankia, la entidad a la que los expertos atribuyen una mayor necesidad de sanear su exposición al 'ladrillo'.
El ministro consideró fundamental que las entidades españolas saneen su balance, y en concreto que otorguen un «valor real» a sus activos inmobiliarios, y especialmente a las viviendas.
El ministro, además, negó de nuevo la posibilidad de que en España se cree un 'banco malo' público que aglutine los activos inmobiliarios más tóxicos de la banca.