El candidato socialista a las elecciones generales, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha afirmado que no ve necesaria la celebración de un referéndum para ratificar la reforma constitucional pactada entre PP y PSOE, si bien ha ofrecido a los grupos parlamentarios «cierta flexibilidad» en la negociación para sumar cuantos más apoyos mejor.
En rueda de prensa en Ferraz, Rubalcaba ha recordado que la propia Carta Magna establece diferentes mecanismos para su reforma y que en todo lo que no afecte a los derechos fundamentales no se requerirá acudir a un referéndum. Por eso, ha dicho que en el caso del establecimiento del techo de déficit y deuda, su posición es lo que indica la Constitución.
«Yo voté la Constitución, me la creo, creo que hay que cambiar algunas cosas, pero mientras esté en vigor, la cumplo», ha remachado.
A pesar de que algunos partidos como IU, UPyD, BNG e incluso CiU ya han anticipado su apoyo a la convocatoria de referéndum, el candidato ha señalado que el Grupo Socialista «manifiesta su voluntad de ampliar el consenso» político para acometer la reforma y hará «esfuerzos» para sumar a más grupos.
Por ello, les ha ofrecido «cierta flexibilidad» en la negociación que se inicia, aunque también les ha avisado de que habrá «límites» porque no es su intención «desnaturalizar el acuerdo» alcanzado con el PP. Desde su punto de vista, el hecho de que las cifras concretas se vayan a plasmar en una futura ley orgánica y no en la Constitución puede facilitar la adhesión de más formaciones políticas.
Preguntado por las críticas que la reforma constitucional ha suscitado en algunos dirigentes socialistas, Rubalcaba ha recordado que él mismo tenía «reticencias» a una medida de este tipo, ha invitado a quienes las han expresado a leer el texto final y ha augurado que, tras esa lectura, «seguramente muchas de ellas habrán desaparecido y ya no existirán».
Si hay deuda, ni izquierda ni derecha
Tras aludir al «valor cualitativo» y la «cuota de respaldo» que puedan tener quienes han manifestado su oposición a la revisión constitucional, el candidato ha querido dejar claro a quienes consideran que con esta modificación el PSOE ha cedido a los «axiomas del liberalismo» que «cuando hay que pagar tantos intereses de la deuda no existen diferencias» entre la política económica de izquierdas y de derechas.
«Pido a los compañeros que hagan una reflexión porque no hay nada peor para la izquierda política que tener una deuda excesiva. Ese debate estoy dispuesto a mantenerlo con cualquiera porque me lo sé muy bien», ha subrayado.
Por otra parte, el aspirante socialista a la Moncloa ha evitado concretar cuál ha sido su papel en la consecución del acuerdo, alegando que a lo largo de su vida ha participado en «muchísimas» negociaciones y que «lo último» que le ha importado es quién «manejaba el timón». «Quería un acuerdo para la economía española y ese acuerdo está conseguido», ha zanjado.
Y es que Rubalcaba ha dedicado el grueso de su comparecencia a explicar las bondades del acuerdo alcanzado con el PP y a justificar por qué se ha hecho justo ahora y con tanta rapidez. El candidato ha enfatizado que la reforma del artículo 135 de la Constitución y el compromiso en torno a una futura ley orgánica es «muy importante» por tres motivos: afecta a la Carta Magna, a la economía y tiene que ver con el pasado, el presente y el futuro del país.
Había que hacerlo ahora y rápido
Así, ha recordado que parte del origen de la crisis, tanto en España como en otros países, reside en que se ha incurrido en un «sobreendeudamiento excesivo», fundamentalmente de carácter privado que, a partir de esta reforma, nuestro país «no se va a volver a permitir nunca». También ha hecho hincapié en que, en este momento, tras un verano «de gran inestabilidad financiera», es necesario enviar un mensaje de confianza en la economía y presentar a España como «un país serio que paga sus deudas».
En resumen, ha indicado que la reforma va a servir para «que no se gaste más dinero del que razonablemente se pueda pagar» y para evitar la creación de un déficit acumulado que obligue a dedicar todos los recursos a pagar los intereses de la deuda. «No hay nada peor que hipotecar el futuro de los gobiernos sucesivos y el futuro de los españoles», ha incidido justificando así la conveniencia de que el principio de estabilidad presupuestaria se vaya a incluir en la propia Constitución.
Por otra parte, ha recordado que España ha «defendido como ninguno» el refuerzo de la política económica común europea y que, si se piden esfuerzos a Europa, «hay que predicar con el ejemplo». Respecto a la urgencia en aprobar la reforma aunque se aplique hasta 2018-2020, ha explicado que el dinero que el país pide prestado ahora tendrá que devolverse dentro de 10 años y que así se envía el mensaje de que, para esa fecha habrá «solvencia para pagar». «Por eso era importante hacerlo ahora y hacerlo rápido», ha dicho.
Garantiza la cohesión social
Rubalcaba ha recordado en dos ocasiones que en su primer discurso como candidato ya alertó de los riesgos del déficit y la deuda y ha puesto en valor los instrumentos de flexibilidad que se han introducido en el pacto con el PP y que, desde su punto de vista, permitirán reaccionar ante las distintas coyuntura económicas y garantizar en todo momento «la cohesión social».
Desde su punto de vista, el hecho de que las cifras concretas se recojan en una ley orgánica y no en la Constitución ya es un elemento de flexibilidad. También lo es que en el texto pactado se hable de déficit estructural y no de «déficit observado», ya que, según ha dicho, este último término equivale al déficit cero que venía propugnando el PP y que dejaría a los gobiernos sin margen de maniobra ante situaciones imprevistas.
«El déficit estructural permite márgenes de maniobra cuando las cosas viene mal dadas», ha defendido el candidato, recalcando que, por ejemplo, con el pacto sellado esta madrugada se podría seguir pagando la prestación por desempleo aunque el crecimiento del paro no estuviera previsto en los Presupuestos. Asimismo, ha recordado que el propio acuerdo contempla su revisión en 2015 y 2018 y excepciones como una recesión económica o situaciones de emergencia extraordinaria.