La distancia de frenado de un vehículo de circula a 90 kilómetros por hora por una carretera con la superficie seca es 12,706 metros inferior a la que necesita un automóvil que vaya a cien kilómetros por hora.
Así lo revela un informe de Investigación Técnica y Reconstrucción de Accidentes (ITRASA) y encargado por la Asociación Estatal de Víctimas de Accidentes de Tráfico (DIA), que revela que, con el pavimento mojado, la diferencia en la distancia de frenado aumenta hasta los 20,917 metros.
El director general de Tráfico, Pere Navarro, anunció en una entrevista que propondrá la reducción del límite de velocidad en las carreteras convencionales -un sólo carril por sentido- de los 100 a los 90 kilómetros por hora, con independencia del ancho del arcén de la vía.
El responsable de la DGT señaló que la medida podría entrar en vigor antes de que acabe la legislatura y ha confiado en que ayudará a reducir la siniestralidad en las carreteras secundarias, escenario de más del 75 por ciento de los accidentes mortales. La propuesta de la DGT pretende evitar confusiones entre los conductores que, en ocasiones, pueden tener dudas sobre la velocidad máxima de una determinada vía ya que actualmente depende del ancho del arcén: cien kilómetros por hora para las carreteras convencionales con un arcén de más de 1,5 metros de anchura y 90 para el resto.