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Alto el fuego de ETA enero 2011

Rubalcaba: No es una mala noticia, pero «no es la noticia»

| Madrid |

El vicepresidente primero del Gobierno y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha asegurado hoy que el último comunicado de ETA no es una mala noticia, pero ha advertido de que «no es la noticia», puesto que no es el final ni lo que la sociedad española espera de la organización terrorista

Rubalcaba ha asegurado que en el comunicado hecho hoy con «arrogancia» quiere «mantener su posición de tutela» y advierte a la ilegalizada Batasuna que el anuncio de la organización terrorista «no cambia» la posición del Gobierno.

En una comparecencia sin preguntas en la sede del Ministerio del Interior, Rubalcaba ha afirmado que «una vez más» ETA ha hecho público un comunicado que «no es el que esperan» los partidos democráticos. «El único comunicado que queremos leer de la banda terrorista es aquel en el que ETA declare el fin y lo haga de manera irreversible y definitiva», ha afirmado.

Del comunicado, el ministro ha afirmado que aparecen «las mismas pretensiones de siempre», por parte de una banda terrorista que «tiene una visión distorsionada de la realidad, un catálogo de reivindicaciones que no abandona, con la misma arrogancia».

Pérez Rubalcaba lleva advirtiendo públicamente desde el mes de junio de que el Gobierno consideraría «insuficiente» una declaración de alto el fuego o una tregua por parte de la banda terrorista. En multitud de declaraciones públicas, entrevistas a los medios de comunicación o ruedas de prensa, Rubalcaba ha recordado que esa fórmula ya fracasó otras veces en el pasado por lo que exige a los terroristas a decretar su desaparición definitiva.

La última vez que el ministro repitió este mensaje fue tras la entrevista al ex portavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi, publicada el pasado 28 de diciembre por el rotativo estadounidense 'The Wall Street Journal'. El dirigente abertzale afirmaba desde la cárcel que «ETA está lista para dejar la violencia» y Rubalcaba respondía que, si es verdad que lo está, «que lo deje». Sin embargo advertía de que «no hay novedades» en las palabras de Otegi y que «ya no valen treguas».

En parecidos términos se pronunció en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros del día 17 de diciembre cuando, al ser preguntado por los rumores de un inminente alto el fuego de la banda, respondió: «Eso de las treguas se acabó, ya no vale».

También Zapatero en su comparecencia de final de año celebrada el pasado día 30 de diciembre se mostró contundente al advertir a la banda terrorista que «no valen subterfugios» ni «palabras gastadas» y que el Gobierno sólo escuchará una decisión «firme e inequívoca» de abandonar la violencia.

La primera vez que el ministro del Interior se refirió específicamente a los términos en los que ETA debería anunciar su final fue el pasado 22 de junio coincidiendo con los primeros de «rumores» acerca de un hipotético comunicado de la banda antes de verano que finalmente no se produjo. Ya en aquel momento, Rubalcaba aseguró a la banda y a su entorno que el Gobierno «no se chupa el dedo» y que «no vale una tregua parcial», sino «dejarlo del todo».

«El problema de las treguas y de los altos el fuego es que, al no ser definitivo, uno puede pasado un tiempo decir aquello de 'es que no es como yo creía y entonces voy a volver'. Eso lo tenemos muy en cuenta, en otras palabras: si alguien está trabajando en hojas de ruta y escenarios, que tenga en cuenta que el Estado estas cosas las sabe y las conoce y por tanto que esta cosa de las treguas tiene interés, pero la tregua de verdad es la que es para siempre», dijo el ministro en una rueda de prensa.

La segunda vez que reiteró esta postura fue el 6 de septiembre, tan sólo un día después de que ETA hiciese pública su decisión de poner fin a las acciones armadas ofensivas. Rubalcaba dijo que la banda daba este paso --que calificó como «insuficiente"-- «porque no puede más» y garantizaba que el Gobierno no iba a variar «una coma» su política antiterrorista.

Además, insistía en cerrar la puerta a cualquier negociación con los terroristas, una opción que, a su juicio, «está muerta, ya no vale». «ETA tiene que dejar la violencia del todo, para siempre», zanjaba el ministro en declaraciones a los desayunos de TVE recogidas por Europa Press.

Ya como vicepresidente intervino en la sucesión de declaraciones discordantes sobre ETA vertidas por varios dirigentes socialistas, ministros y hasta por el propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero tras la última remodelación de su gabinete. Fue el 28 de octubre cuando Rubalcaba volvió a marcar el camino a la banda y, de paso, tras hacer un llamamiento a la «prudencia», fijaba el discurso oficial del Ejecutivo.

En una entrevista concedida a la cadena Ser, subrayaba que nada había cambiado e insistía en que «la palabra tregua ya no vale porque quedó enterrada en el atentado de la T4 de Barajas». Además, en aquella ocasión el ministro rechazaba la función de los mediadores internacionales. «Existen unos mediadores, pero no son entre el Gobierno y ETA, esa mediación no existe porque el Ejecutivo ni la ha reclamado, ni la quiere, ni la necesita», dijo.

MENSAJE A EGUIGUREN

Además, en su objetivo de transmitir a ETA y a la izquierda abertzale su mensaje nítido ("o votos o bombas"), Rubalcaba ha recurrido en varias ocasiones a corregir en público a compañeros de partido. Si ya tras la última remodelación de Gobierno llamó la atención admitiendo que se habían producido «demasiadas declaraciones», el pasado 11 de noviembre envío de manera indirecta un mensaje al presidente del PSE, Jesús Eguiguren, quien vaticinó un alto el fuego de ETA en Navidad.

«Se habla demasiado del fin de ETA y sería muy bueno que nos calláramos y dejáramos que mueva quien tiene que mover que no es el Estado, que tiene las reglas claras. Si alguien quiere entrar al juego tiene que cumplir las reglas», puntualizó.

Este discurso de dureza contra la banda terrorista también ha tenido plasmación parlamentaria, como ocurrió el pasado martes, 14 de diciembre, cuando PSOE, PP y UPyD aprobaron una moción pactada, en la que se exige a los herederos de Batasuna a que renieguen de ETA para poder presentarse a las elecciones. Asimismo, las tres fuerzas políticas acordaron instar al Gobierno a que siga con la actual política antiterrorista, «encaminada a la derrota definitiva e incondicional de ETA».

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