La Audiencia de Guipúzcoa condenó ayer por torturas a cuatro de los quince guardias civiles que fueron juzgados en San Sebastián por maltratar a Igor Portu y Mattin Sarasola, los etarras que volaron la T-4 de Barajas con una bomba que mató a dos ciudadanos ecuatorianos. La sentencia emitida ayer por la Sección Primera de la Audiencia guipuzcoana condena a un cabo a penas que suman cuatro años y medio de cárcel y a 8 días de localización permanente, como responsable de dos delitos de torturas graves y un delito y una falta de lesiones.
Asimismo, impone dos años y medio a otro de los agentes, y condena a dos años y ocho días de localización permanente a los dos restantes. El texto judicial también inhabilita profesionalmente al sargento por un período de 16 años, y por ocho a los otros tres condenados. La resolución incluye además una indemnización de 18.000 euros para Portu y otra de 6.000 para Sarasola «por el daño físico y psíquico causado», de la que declara responsable civil subsidiario a la Guardia Civil.
Once absueltos
El escrito judicial que, al igual que hizo la Fiscalía, sólo considera autores de torturas a cuatro de los procesados -todos ellos pertenecientes al Grupo de Acción Rápida (GAR)-, absuelve al resto de guardias, que habían sido acusados de torturas por la acusación particular que ejercían ambos etarras.
Los hechos enjuiciados ocurrieron la mañana del 6 de enero de 2008 cuando los dos terroristas, pertenecientes al comando «Elurra», fueron sorprendidos por un control de la Guardia Civil cuando regresaban al casco urbano de Arrasate (Guipúzcoa).
La sentencia, de 91 páginas, explica que los terroristas fueron detenidos, esposados e introducidos en sendos todoterrenos del instituto armado, tras lo que los vehículos se dirigieron a una pista forestal situada en un barrio de Aramaio (Alava), donde fueron brutalmente agredidos físicamente e incluso se les puso una pistola en la sien.