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Artur Mas toma posesión pidiendo paciencia en la construcción nacional de Catalunya

El nuevo presidente de la Generalitat, Artur Mas(2ºi), acompañado de su esposa, Helena Rakosnik, el ex presidente Jordi Pujol(d) y el portavoz de Convergencia i Unió(CiU), Josep Antoni Duran i Lleida(i), saluda desde el balcón del Palau de la Generalitat. | Efe

| Barcelona |

El nuevo presidente de la Generalitat, Artur Mas, tomó ayer posesión de su cargo en un acto solemne en el que prometió «plena fidelidad al pueblo de Catalunya» y pidió paciencia en el camino hacia la «plenitud nacional» catalana mientras definió los Estados como «construcciones artificiales».

Después del discurso del presidente saliente, José Montilla, y tras la lectura del real decreto de nombramiento por parte de la presidenta del Parlament, Núria de Gispert, Mas no se limitó a prometer el cargo como presidente número 129 del Gobierno catalán, sino que añadió una apostilla de cosecha propia, para resaltar su compromiso de «fidelidad» al pueblo catalán.

Rodeado de sus familiares y de autoridades de todo tipo -incluido el vicepresidente tercero Manuel Chaves- en el Salón Sant Jordi del Palau de la Generalitat, Mas destacó la trascendencia «milenaria» de los pueblos y naciones, por encima de los Estados, «construcciones artificiales».

Válvula del engranaje

Según Mas, «la vida institucional de un presidente es cuestión de años, la vida de las personas acostumbra a ser cuestión de décadas, la vida de los Estados en el mejor de los casos es cuestión de unos cuantos siglos, porque no dejan de ser construcciones artificiales». «Pero la vida de los pueblos, de las naciones, de las culturas se puede medir en milenios. Y yo me siento como una válvula más del engranaje que empezó más de mil años atrás», añadió.

Para resumir el ánimo con el que afronta su nueva responsabilidad citó la inscripción que figura en la rueda de timón que le han regalado sus padres: «Cabeza fría, corazón caliente, puño firme y pies en el suelo».

Mas se comprometió a «poner el país en marcha, movilizar energías», y llamó a los catalanes a afrontar «sin miedo» la crisis, poniendo el acento más en el «ejercicio de los deberes que en la reclamación de los derechos».

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