El vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha sacado una conclusión del caos aéreo provocado por el paro imprevisto de los controladores: «Quien le echa un pulso al Estado, pierde».
Ésa es la lección que se puede extraer de todo el conflicto, dijo ayer Rubalcaba, poco después de justificar las medidas extraordinarias adoptadas por el Gobierno tras la situación generada en los aeropuertos, como la declaración del estado de alarma.
«Había que hacerlo» porque «no puede ser que periódicamente se eche un pulso al Estado sin que el Estado responda», subrayó el vicepresidente, quien dejó claro que la «irresponsabilidad» y la «tropelía» de los controladores «no les van a salir gratis».
Rubalcaba aprovechó para negar, como publican algunos medios de comunicación, que miembros del Ejército y de las Fuerzas de Seguridad obligaran «a punta de pistola» a algunos controladores a incorporarse a sus puestos de trabajo.
«Seguiremos firmes, firmes y determinados y cumpliendo la ley, porque hay mecanismos para impedir que un grupo de personas chantajee al conjunto de la sociedad», resaltó.