El grupo Marsans, que cerró su actividad el pasado verano, debe a la empresa mallorquina Barceló Hotels 348.000 euros, cifra que dejó de pagar tras la devolución de un pagaré personal firmado por los dueños del grupo, Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz Ferrán.
El director general de hoteles Barceló para Europa y la Cuenca Mediterránea, Antonio Domenech, señaló hoy, en un encuentro con periodistas, que desde 2008 se sabía que la situación de Marsans era deficitaria.
«Fuimos los primeros que a finales del 2008 decidimos dejar de trabajar con ellos», dijo Domenech, quien añadió que no obstante se continuó trabajando con ellos en una especie de «pre-pago» con avales personales firmados por Pascual y Díaz Ferrán.
La continuación de la colaboración «se hizo debido a que había una buena relación», y a que encontró esa solución transitoria, aunque, sin embargo, a principios del 2010, Barceló dejó de trabajar con Marsans nuevamente.
Para Domenech, uno de los grandes problemas de Marsans a lo largo de los últimos meses fue «la falta de confianza» que sufrió esta empresa desde que el 20 de abril la IATA le retiró la licencia para vender billetes aéreos.
Marsans fue vendido por Pascual y Díaz Ferrán el 10 de junio a la empresa Posibilitum, que ha llevado al cierre completo de la mayor parte de los negocios de turismo y transporte que tenían estos dos empresarios, entre ellos todas las oficinas de viajes Marsans.
Ese mismo día, se solicitó concurso de acreedores, y se estableció una causa en el Juzgado Mercantil número 12 de Madrid.
Esta semana, los administradores concursales dijeron que creen que la compañía ha vulnerado de forma «probable» el plazo legal para presentar el concurso voluntario de acreedores, y piden que tanto Gonzalo Pascual como Gerardo Díaz sean condenados a indemnizar a los acreedores.