El curso escolar comienza en España con un récord de 7.747.253 alumnos matriculados en el conjunto de las enseñanzas no universitarias de régimen general, un 1,9% más que hace un año, gracias al aumento de la escolarización en todas las etapas, excepto ESO, en la que cae un 0,4 por ciento.
Para 2010 se calcula que la inversión pública en toda la educación (también universitaria) supere «por primera vez» el 5 por ciento del PIB, con una media de 6.000 euros por alumno, según el informe de comienzo del curso 2010-2011 presentado ayer por el titular de Educación, Àngel Gabilondo, al Consejo de Ministros.
Ayudas al estudio
Este curso estarán matriculados un total de 140.736 estudiantes más que en el anterior, con las subidas relativas más importantes en FP: 6,4 por ciento (34.452 alumnos más); Infantil: 2,8 por ciento (51.011); Primaria: 1,7 por ciento (47.081) y Bachillerato: 1,4 por ciento (9.244), en tanto que se modera el descenso en la ESO (-7.099), que había cedido un 1,1 por ciento en 2009-2010.
Estos datos confirmarían la recuperación paulatina de la escolarización en los niveles postobligatorios, que había subido el curso pasado en torno al 9 por ciento en la FP, además de un 3,2 por ciento en Bachillerato después de 15 años de caídas.
En relación con las becas y ayudas al estudio, el Gobierno prevé invertir este curso 1.529,7 millones de euros (8,8 por ciento más), de las que se beneficiarán 1.686.930 alumnos.
«La educación es un pilar fundamental para el nuevo modelo económico que estamos construyendo», ha enfatizado la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, en la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros.
Así, ha destacado como dato «muy revelador» que el sistema educativo español no universitario cuente con el «mayor nivel de escolarización de toda su historia».
Edades tempranas
Este crecimiento, según De la Vega, «coincide con las principales apuestas del Gobierno: la extensión de la Educación Infantil, el impulso de la FP o el esfuerzo por que los jóvenes continúen los estudios tras la etapa obligatoria».
Según interpreta el Gobierno a través de la vicepresidenta, los incrementos en infantil y etapas postobligatorias «demuestran que familias y alumnos son conscientes de la importancia de que la formación comience a edades tempranas y siga después de la obligatoria para tener mejores condiciones de desarrollo personal y empleos de calidad más elevada».