El Congreso acogió ayer el acto central conmemorativo del Día de la Constitución, al que acudieron los titulares de las altas instituciones del Estado y los principales líderes políticos, con el trasfondo de la sentencia pendiente sobre el Estatut.
Buena parte del Gobierno, con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero a la cabeza, la presidenta del Tribunal Constitucional, María Emilia Casas; el del Tribunal Supremo y del CGPJ, Carlos Dívar, y el líder del PP, Mariano Rajoy, acudieron a la cita.
Únicamente asistieron cuatro presidentes autonómicos, todos socialistas: el de Catalunya, José Montilla; el presidente de Aragón, Marcelino Iglesias; el de Castilla-La Mancha, José María Barreda, y el del País Vasco, Patxi López.
Al margen de las opiniones que en esta recepción siempre se recaban sobre la reforma de la Carta Magna, el próximo pronunciamiento del Constitucional sobre el Estatut de Catalunya estuvo muy presente en el acto.
De hecho, en su discurso institucional, el presidente del Congreso, José Bono, pronunció unas palabras que, aun sin citar la polémica por una posible sentencia adversa, fueron interpretadas como pautas para afrontar el fallo.
Según Bono, la Constitución «no es infinitamente flexible» porque «tiene límites», y mediante un símil deportivo explicó que establece los límites de un campo de juego, el cual, para ser limpio, «exige respeto al árbitro y sometimiento a las reglas».
Además, subrayó que «no hay regla que valga si está en contra de la norma suprema». También recordó Bono a los «padres» de la Constitución.
El líder del PP, Mariano Rajoy, también habló de la Carta Magna, que ha dado a España «los mejores años de nuestra historia», y del Estatut recurrido por su partido.
Para el jefe de la oposición, la solución al Estatut está «en la ley y en la Constitución», y alertó de que «no llevará a nada bueno» pretender buscar arreglos fuera de la ley y del texto constitucional.
En la conveniencia de respetar la Constitución insistió también la presidenta del Parlamento Vasco, Arantza Quiroga.
Tras el discurso de Bono, el presidente de Catalunya, José Montilla, se refirió a la defensa de los «árbitros» y del TC que él cree practicar, mientras que reprochó al PP que no lo haga al bloquear su renovación.
Fuera de micrófonos, en una conversación informal, la presidenta del TC, María Emilia Casas, no despejó la duda sobre si la sentencia del Estatut estará antes de acabar el año.