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«Le voy a comer a besos»

Los familiares de los marineros liberados explotan de alegría y cuentan las horas para volver a verles

AGENCIAS-BERMEO
«Le voy a comer a besos, las palabras sobrarán», dijo ayer Silvia Albés, la esposa de Pablo Costas, uno de los tripulantes del Alakrana, una expresión rotunda de la alegría de los familiares tras la liberación del pesquero, un poco contenida hasta que vuelvan a casa. Las familiares de los tripulantes vascos del buque liberados afirmaron que los marineros están «aliviados», deseando «llegar a puerto» y todavía con «sorpresa» con la liberación.

Estas manifestaciones fueron realizadas en un comparecencia celebrada en el Ayuntamiento de Bermeo, en la que tomaron parte la hermana del capital, Argi Galbarritu, y la mujer del maquinista, Olga Torre. Argi Galbarritu afirmó que los marineros «no están muy animados», porque «están con sorpresa», pero se encuentran «aliviados».

«Están deseando llegar a puerto», añadió. Tras agradecer su colaboración y ayuda a los ayuntamientos y a la empresa Echebastar -propietaria del Alakrana-, los familiares aseguraron que no saben cuándo volverán los marineros, y afirmaron que «ya habrá tiempo de hacer valoraciones» respecto a la actitud de las instituciones. Los familiares, tras pedir un «poco de respeto» ante la situación, afirmaron que están «muy contentos» y que «no se lo creen todavía». Los tripulantes les han transmitido que tienen «ganas de llegar a puerto». Los familiares aseguraron que no van a hacer un recibimiento especial a los tripulantes.

Desde que al mediodía de ayer surgieron los primeros rumores sobre la inminente puesta en libertad del buque, el pueblo de Bermeo, seguía la noticia en los medios y era el tema de conversación de la calle. Varios de los vecinos del pueblo comentaron el final del cautiverio y así, Sofía Gómez, la prima del engrasador del buque Gaizka Iturbe, explicó que se encontraba «muy contenta». Según expuso, «ha sido mucho tiempo y teníamos ya muchas ganas» de que volvieran a casa. Explicó que ha podido percibir que el secuestro se sentía en el estado de ánimo de los vecinos de Bermeo y que era un tema recurrente que preocupaba a sus vecinos.

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