Miles de ciudadanos, alrededor de 25.000, según la Policía Municipal, tomaron parte ayer por la tarde en Bilbao en la manifestación de repulsa por el asesinato de Antonio Puelles, que se convirtió en una ovación continua a su familia y a las demás víctimas de ETA y que demostró más que nunca la unidad entre políticos y la sociedad civil. La marcha estuvo encabezada por una pancarta con el lema «Por la libertad-Askatasuna, ETA No» portada por los hermanos del policía asesinado y otros familiares de víctimas y tras la que marchaban también los dos hijos de Puelles, Rubén y Asier.
Junto a ellos, Iñigo (hijo del empresario Inaxio Uria), Carmen Hernández (viuda del edil del PP Jesús María Pedrosa), Marian Romero (viuda del ex edil socialista Isaías Carrasco) o Marian Ziarrusta (viuda del empresario Joxe María Korta).
También encabezaban la marcha, Blanca Villafañe (hija del guardia civil Juvenal Villafañe), Maite Mollinedo (viuda del ertzaina José María Agirre), Dolores Quintanilla (viuda del policía asesinado también en Arrigorriaga Manuel Fuentes) y Maixabel Lasa (viuda del socialista Juan Mari Jáuregui). Desde que partió a las 18 horas de la plaza del Sagrado Corazón, hasta que concluyó, exactamente una hora y dos kilómetros después ante la escalinata del ayuntamiento de Bilbao, la manifestación fue recibiendo un aplauso ininterrumpido por parte de los miles de ciudadanos que esperaban su paso agolpados en las aceras y que posteriormente se sumaban a la marcha. El aplauso se convirtió en ovación cerrada cuando los familiares de las víctimas que llevaban la pancarta llegaron a la escalinata del ayuntamiento, lo que ellos respondieron también con un aplauso de agradecimiento a los asistentes a la manifestación.
Los políticos dejaron en esta ocasión el protagonismo a las víctimas y ocuparon una segunda línea de la manifestación. Junto al lehendakari, Patxi López, y gran parte de su gabinete, asistieron, entre otros, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega; el presidente del Senado, Javier Rojo; la presidenta del Parlamento vasco, Arantza Quiroga y el delegado del Gobierno en el País Vasco, Mikel Cabieces.
Para cerrar el acto, el lehendakari se dirigió a los congregados, que abarrotaban la explanada frente al ayuntamiento, y advirtió a los terroristas de que «se acabó la impunidad, se acabó la arrogancia de quienes utilizan el argumento del amparo velado de la capucha».
López comenzó con un poema en euskera, escrito por él mismo, en el que pidió que se junten las voces «para decir todos a una, ETA no». En un tono emotivo, entre aplausos, López advierte a ETA que Euskadi se construirá sobre la memoria de las víctimas y no la de sus verdugos.