El presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, advirtió ayer al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que el debate sobre la laicidad o sobre la reforma de la Constitución española no son las prioridades que debe tener el país en este momento, sino afrontar la crisis por la que atraviesa la economía y que afecta de manera muy seria a miles de familias.
Para Rajoy, que consideró otras prioridades la financiación autonómica, el problema de la sequía o la situación de la justicia, manifestó que le gustaría que no volviera a ocurrir lo de la anterior legislatura, cuando Rodríguez Zapatero «confundió las prioridades» y se dedicó a debatir sobre asuntos que no se deberían haber planteado ya que sólo contribuyeron a generar «división» entre los ciudadanos. «Me gustaría que no volviera a las andadas y a no confundir prioridades», expresó, apuntando que no es optimista ante esa posibilidad.
Esa sensación la tiene desde que, según explicó, conoció la intervención de la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, al plantear una serie de prioridades, en referencia al debate sobre la laicidad, que sólo contribuyen a «generar división entre los españoles» y que no las debería hacer un Ejecutivo «normal». 'Caso Mari Luz' Rajoy mostró además su preocupación por que España pueda convertirse en un Estado «sin ley» si no se ejecutan las sentencias que dictan los jueces y señaló que el caso de Mari Luz pone de manifiesto que han «fallado» el Estado de Derecho y la administración judicial.
«¿Qué ha pasado aquí?», se preguntó en relación a un caso, a su juicio, «verdaderamente dramático» que ha puesto de manifiesto que los poderes públicos no han funcionado como deberían. «Si la administración funcionara bien, eso lisa y llanamente no se habría producido», dijo.