El presidente del PP, Mariano Rajoy realizó un análisis de los resultados electorales y marcó los objetivos del PP para los próximos cuatro años, que pasan por un 'viaje al centro' y definió la estrategia de oposición de cara a esta legislatura, abierta al diálogo, pero sin doblegarse ante el contrario. Además, dejó claro a la Junta Directiva Nacional «con quien se juega los cuartos»: «Si creyera que mi persona dificultó el triunfo no me presentaría a la Presidencia», aunque no dudó en volver a tenderle un sayo a las 'vías alternativas' que quieran disputarle la Presidencia del PP.
La primera conclusión que se puede extraer del discurso de Rajoy ante la Junta Directiva Nacional del PP es que su presidente trata de sacudirse la herencia y la inercia del partido del que tomó las riendas en 2004 con una renovación de caras.
La secretaria de Política Social y Bienestar del Partido Popular, Ana Pastor, ocupará una de las vicepresidencias de la Cámara Baja junto al diputado por Barcelona Jorge Fernández, y la ex alcaldesa de Málaga Celia Villalobos y el valenciano Ignacio Gil-Lázaro, que ocuparán la secretarías. Las designaciones recibieron críticas veladas de barones 'populares', pero ninguno de ellos alzó la voz contra el líder.
Golpe de autoridad
Rajoy comunicó en las últimas horas a los implicados su decisión de contar con ellos, pero les instó a ser discretos para que fuera él mismo el que comunicara la decisión. De esta forma, ha querido dar un golpe de autoridad y dejar claro que será él quien forme su propio equipo.
Para el puesto de portavoz en el Congreso se habían barajado los nombres de Esteban González Pons o Juan Costa. Junto a Soraya Sáenz de Santamaría, todos los candidatos eran personas moderadas, dialogantes, sin carácter bronco, lo que propiciaría acuerdos que no se lograron en la pasada legislatura.
Finalmente, Rajoy tuvo palabras de elogio para el secretario general, Àngel Acebes, aunque no desveló su futuro, pero si reconoció su trabajo.