El ex concejal socialista Isaías Carrasco sólo tendría que haber cruzado una calle perpendicular a la suya y caminar unos pocos metros para depositar su voto en el colegio electoral del barrio de San Andrés de Arrasate, pero ETA le mató el viernes y ayer fue el gran ausente de la jornada.
La localidad guipuzcoana amaneció fría y lluviosa, y sólo algunos transeúntes se dejaron ver por la calle Navas de Tolosa, donde había más flores y más velas, y decenas de rosas rojas sobre la calzada, en el mismo lugar donde cayó herido de muerte Isaías Carrasco.
Mientras en otros puntos del País Vasco se registraban algunos incidentes de poca importancia, por su calle pasaban, con una respetuosa lentitud, los escasos coches que circulaban por la zona, y enfrente, sobre la acera, una foto se había sumado a la ofrenda floral, la de un grupo de amigos del ex edil tomada en un momento bien diferente. Las sonrisas y los claveles en el ojal de los trajes hablan de una boda con toda seguridad. El pequeño trayecto que desde el número 6 de Navas de Tolosa hasta el colegio electoral ya nunca podrá recorrer Isaías Carrasco, sí lo hizo ayer su mujer, María Àngeles Romero, que veinte minutos después de la apertura de las urnas ya había depositado su voto.
Casi dos horas y media después y ante una gran concurrencia de medios de comunicación, llegaba su hija Sandra, que no hizo declaraciones, para ratificar con su voto lo que dijo ayer, que no van a dar «ni un sólo paso atrás» pese a los asesinos de ETA.