La campaña electoral del 9-M quedó suspendida ayer de forma abrupta con el asesinato de Isaías Carrasco, ex concejal socialista de Mondragón (Guipúzcoa), por dos terrorista de ETA, en presencia de su mujer y una de sus hijas. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, recibió la trágica noticia cuando clausuraba un mitin en Málaga de boca del presidente de Andalucía, Manuel Chaves. El jefe del Ejecutivo y el líder del PP, acordaron suspender los actos de cierre de campaña que tenían previstos para la noche de hoy en Madrid y que iban a transcurrir en el ambiente festivo en el que lo habían hecho hasta ahora.
El presidente del Gobierno recibió la noticia cuando clausuraba en Málaga un acto sectorial sobre política de mujer. Mientras en el Polideportivo de la Universidad sonaba la música de cierre del mitin y Zapatero se despedía de los simpatizantes más cercanos al escenario, Chaves que, igual que otros dirigentes socialistas presentes en el acto, tuvo conocimiento del asesinato por los periodistas presentes, se acercó al jefe del Ejecutivo y le dijo, según explicó él mismo posteriormente: «José Luis, tienes que salir rápido porque han tiroteado a un concejal socialista y no sabemos nada más».
El semblante de Zapatero cambió al instante. Perdió la sonrisa, terminó de despedirse del público que le aclamaba rápidamente, respondió con una mueca forzada a los gestos de cariño de los que se acercaban a saludarle y salió del lugar rumbo a La Moncloa. «Vámonos ya» fue la única frase que se le pudo escuchar al presidente del Gobierno tras recibir la noticia del último asesinato de ETA. Tan sólo unas horas antes Zapatero admitía que pudo haber sido «demasiado ambicioso» al pensar que la banda terrorista podría ser derrotada en una sola legislatura tras más de 30 años de actividad criminal.
El líder del PP fue informado de los hechos tras participar en un acto con los jóvenes de las Nuevas Generaciones en un restaurante cercano a la sede nacional del partido, en la madrileña calle Génova.