Unas 5.000 personas, según la cifra facilitada por los organizadores, participaron ayer en Barcelona en un acto convocado por varias entidades antiabortistas y de apoyo a la familia tradicional que empezó con una misa oficiada por el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach. El auditorio del Palacio de Congresos de Barcelona, con capacidad para 1.650 personas, se llenó de feligreses, al igual que varias de las once salas de conferencias del edificio, que puedan albergar a unas 1.200 personas, y los pasillos adyacentes.
Antes del inicio de la misa, un grupo de jóvenes subió al altar y exhibió pancartas con lemas como «Vuestras libertades son nuestras cadenas» y «Derecho al propio cuerpo», antes de ser expulsados del auditorio, entre empujones, algún grito de «asesinos» y un abucheo generalizado. En la homilía en catalán y castellano, Sistach pidió «unidad» a los cristianos y subrayó que la familia, una institución que ha considerado «patrimonio de la Humanidad», es «el primer lugar de humanización de la persona».
«Necesitamos pescadores de hombres, apóstoles y sacerdotes», afirmó el cardenal arzobispo de Barcelona, mientras, a las puertas del Palacio de Congresos de Barcelona, una cincuentena de personas se manifestaba en favor de la familia en sentido amplio, del derecho al aborto y de los matrimonios homosexuales. Los manifestantes exhibieron pancartas que rezaban «La familia nuclear es radioactiva. Paremos la ofensiva ultracatólica» y gritaron consignas como «Nosotros también somos familia» y «Basta de homofobia, basta de transfobia».
A la misa asistieron el presidente del PPC, Daniel Sirera, la candidata de esta formación por Barcelona en las próximas elecciones generales Dolors Nadal y el líder de UDC y candidato de CiU a los comicios del 9 de marzo, Josep Antoni Duran Lleida, aunque los organizadores, entre los que destacaba el Grupo de Entidades Catalanes de la Familia (GEC) y Pro Vida, remarcaron el carácter apolítico de la convocatoria.