EUROPA PRESS-MADRID
La ministra de Fomento, Magdalena Àlvarez, aconsejó ayer a sus críticos que se «desahoguen» y sigan haciéndole preguntas en el Congreso porque, según aseguró, piensa seguir en su puesto «haciendo cosas» y a los demás les quedará «aguantarse».
Al día siguiente de que el PSOE evitara la reprobación de su ministra por sólo tres votos, Àlvarez se enfrentaba ayer a una batería de cuatro preguntas del PP y una de ERC en el Pleno del Congreso. El debate derivó en un agrio cruce de acusaciones entre la oposición y la ministra, a la que se tachó por parte del PP de «chula», «soberbia», «nefasta», «incompetente» y «tramposa», entre otros adjetivos, para acabar pidiendo que «se vaya y se haga olvidar».
Tras lidiar con el PP, a la ministra le tocó enfrentarse al portavoz de Esquerra, Joan Tardà, quien afirmó que «el caos se ha adueñado de las infraestructuras» de Catalunya y que sus ciudadanos «sufren un calvario».