Los dos agentes de la Guardia Civil de Tráfico que interceptaron a Jamal Ahmidan, «El Chino», cuando viajaba en diciembre de 2003 por la carretera de Burgos, admitieron ayer que sospecharon de él por su actitud nerviosa y los enseres que transportaba -cuchillos, ropa robada y un fajo de billetes, pero que no lo consideraron motivo suficiente para detenerle. Así lo manifestaron ayer en el juicio del 11-M estos dos guardias civiles, uno de los cuáles destacó que, al pedirle la documentación, «El Chino», que les mostró un «carta verde belga» con el nombre falso de Youssef Ben Salah, se puso «chulo» y les espetó: «racistas, os vais a enterar».
A lo largo del día comparecieron una veintena de testigos, entre ellos el hermanastro del acusado Jamal Zougam, Mohamed Chaoui, quien desmintió que éste participara en el 11-M porque durmió con él en la misma habitación la noche anterior y ambos se despertaron sobre las diez de la mañana. Por contra, un vecino de la finca de Chinchón en la que supuestamente se montaron las bombas que estallaron en los trenes aseguró haber visto a Zougam -presunto autor material de los atentados-, al que ayer reconoció fotográficamente, arreglando el tejado de la casa, una vez que pasó por allí cerca con su coche.
Sin embargo, el testimonio más sorprendente de la jornada fue el de los dos guardias civiles de tráfico, destacados en el puesto de Buitrago de Lozoya, que relataron que cuando patrullaban en la madrugada del 5 de diciembre de 2003 observaron un vehículo marca BMW estacionado en un área para camiones y a un hombre que estaba intentando empujarlo.
Al acercarse a él le pidieron su documentación y el hombre, que traslucía «mucho nerviosismo», les mostró una «carta verde belga» a nombre de Youssef Ben Salah, y al sacarla vieron que llevaba un fajo de billetes de 50 euros. Uno de los agentes recordó que le preguntó si había pasado ese día por esa carretera, la N-I, «porque me sonaba su cara» de haberle parado por la mañana y «en estado muy chulo me dijo que no» y les espetó: «racistas, os vais a enterar».A continuación registraron el vehículo y en su interior hallaron «cuchillos y navajas», una «maza artesana», «de las que hacen daño», y una maleta con ropa que llevaba las etiquetas y las alarmas de unos grandes almacenes, lo que les hizo sospechar que se trataba de mercancía robada.
Tras explicarles que venía de Bilbao de ver a su hermana los agentes le multaron por portar armas, y al ser preguntados si no pensaron en detenerle, ambos subrayaron que no les pareció que fuera motivo suficiente y, además dijeron que había que hacer las averiguaciones pertinentes y «a esas horas no procedía».