EFE-RABAT
El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, aceptó que el plan de autonomía para el Sáhara propuesto por Marruecos sea la base para impulsar el diálogo entre ambas partes y encontrar una solución definitiva que debería asegurar el principio de autodeterminación del pueblo saharaui.
En la rueda de prensa Zapatero, acompañado del primer ministro marroquí, Dris Jetu, no aludió a la autodeterminación del pueblo saharaui, pero España sí defiende este derecho en la declaración conjunta suscrita al término de la cumbre.
La reunión marcó, en palabras de Jetu, «un hito importante» en las buenas relaciones entre los dos países, plasmadas en acuerdos sobre la repatriación de menores inmigrantes y el impulso de proyectos de infraestructuras, como el túnel ferroviario que conectará a ambos países por el Estrecho de Gibraltar.
La sintonía entre ambos países también quedó reflejada con la entrevista mantenida entre el Rey Mohamed VI y Zapatero, que puso fin a la cumbre.Sobre el Sahara, la declaración final habla del interés en hallar una solución «mutuamente aceptable en el marco de Naciones Unidas» a partir de la iniciativa marroquí, que el Frente Polisario rechaza porque cierra la puerta a la independencia.
España, añade la declaración, cree que este plan «podría generar una nueva dinámica de diálogo para superar el impasse actual y progresar sobre esta base con el objetivo de conseguir un arreglo de este contencioso que asegure el principio de autodeterminación».
En materia de inmigración, se puso de relieve la buena relación entre los dos países, hasta el punto de que su entrevista con Zapatero, Mohamed VI le propuso crear un grupo de trabajo permanente, que encabezarían los ministros del Interior.
Los dos gobiernos firmaron además un acuerdo para facilitar la repatriación de menores no acompañados, que hasta ahora sólo tenía rango de «memorando de entendimiento».
El convenio establece que España financiará las acciones de protección y de traslado de los menores y ayudará en la prevención de la emigración, fomentando el desarrollo de las regiones marroquíes con fuerte potencial migratorio.
Zapatero destacó que el flujo de inmigración ilegal procedente del reino alauí se redujo el 60 por ciento durante 2006, al tiempo que aumentó el número de trabajadores con contrato procedentes de Marruecos.