Rachid Aglif, alias «El Conejo», presunto hombre de confianza de Jamal Ahmidan, admitió ayer ante el tribunal de la Audiencia Nacional que juzga los atentados del 11-M haber asistido a finales de octubre de 2003 a una reunión que se celebró en un restaurante McDonald's de Carabanchel a la que acudieron varias personas, entre las que más tarde reconoció al ex minero José Emilio Suárez Trashorras y a su ex mujer Carmen Toro y donde se habló, dijo, de la venta de hachís, pero no de explosivos.
Aglif estuvo implicado, según las conclusiones provisionales de la Fiscalía, en las operaciones de compra-venta de los explosivos utilizados en los atentados. Se le atribuyen además numerosos contactos telefónicos con Jamal Ahmidan, y colaboración en la organización de venta de drogas destinada a la financiación de la célula terrorista.
A lo largo de su declaración, Aglif negó tener relación con la compra de explosivos, aunque reconoció haber estado presente en septiembre de 2003 en la casa del presunto colaborador de la «célula» Rafa Zouhier cuando éste, según la Fiscalía, hizo una prueba con parte del explosivo y un detonador que le facilitó Suárez Trashorras, lo que le produjo heridas en una mano. «Me dijo que había estallado un petardo», dijo Aglif al tribunal.Por su parte, Hamid Ahmidan, primo de Jamal Ahmidan, alias «El Chino», -que se suicidó junto a otros seis terroristas islamistas en la localidad madrileña de Leganés-, reconoció que vio a su primo y a otros de los suicidas manipular un «aparato con cables» en el interior de la finca de Morata de Tajuña (Madrid), donde acudió en febrero de 2004 para realizar unas «chapuzas».