ETA rompió ayer sin previo aviso su alto el fuego permanente, declarado hace nueve meses, con la explosión en Barajas de un furgoneta bomba que causó heridas leves a 19 personas, puede haber provocado la muerte a otras dos y ha hecho que el Gobierno suspenda el diálogo con la banda terrorista.
Tras el atentado, permanecen desaparecidos dos ciudadanos ecuatorianos, Diego Armando Estacio Sivisapa y Carlos Alonso Palate Sailema, que en el momento de la explosión descansaban dentro de sus vehículos, estacionados cerca de la zona del aparcamiento del aeropuerto de Barajas donde estalló la furgoneta bomba de ETA. Anoche el canciller ecuatoriano Francisco Carrión daba por muertos a los dos ciudadanos de su país, tras recibir una llamada telefónica de su homólogo español, Miguel Angel Moratinos.
La deflagración de los cerca de 200 kilos de explosivos cargados en la furgoneta, que causó un incendio y una densa columna de humo, se registró alrededor de las 09.00 horas y provocó el desplome de tres de las cuatro plantas con que cuenta el módulo D del aparcamiento de la T4, la última y más moderna de las terminales del aeropuerto de Madrid. Las investigaciones apuntan a que la furgoneta bomba fue robada hace unos días en una localidad del País Vasco.