El juez Baltasar Garzón regresó ayer a la Audiencia Nacional tras dieciséis meses en Nueva York con una licencia de estudios para reincorporarse a su juzgado de instrucción «relajado y con muchas ganas de trabajar».
En un encuentro informal con los periodistas, el magistrado explicó que se fue «sabiendo que iba a volver» y desmintió que durante los meses que ha estado fuera de España haya estado buscando un nuevo destino laboral. «Vuelvo con las mismas ganas», insistió.
Al ser preguntado sobre cómo había visto desde Estados Unidos los acontecimientos en España, manifestó que había percibido «un país alterado», aunque destacó que la información llegaba «muy segmentada» y que también le había llamado la atención que a los etarras se les siguiera todavía denominando «luchadores vascos». Garzón regresó ayer mismo de Nueva York y tras pasar por su casa se dirigió en su coche oficial a la Audiencia Nacional, donde, desde muy temprano, cinco cámaras de televisión aguardaban la llegada del llamado «juez estrella».
Llegó al tribunal a las 10.40 horas y lo primero que hizo fue asomarse a su juzgado para saludar a su sustituto estos últimos meses, el juez Fernando Grande-Marlasaka, y a sus funcionarios.