El jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder del PP, Mariano Rajoy, se enzarzaron ayer en un cruce de duros reproches sobre la forma de pilotar el Ejecutivo y la oposición, sobre su «idea de España» como resumió el presidente del Ejecutivo, con especial referencia a la política territorial, la seguridad y la inmigración, pero evitaron polemizar sobre ETA.
El debate sobre el estado de la Nación que comenzó ayer en el Congreso sirvió para que Zapatero expusiera inicialmente los logros de su Gobierno y avanzara iniciativas de futuro, para acusar después a Rajoy de encabezar una «oposición fallida» una vez que éste le tachó de «sectario» y de carecer de proyecto político para España.
En el «cara a cara» entre ambos no hubo ni una sola referencia al alto el fuego de ETA y sólo aludieron a ello en sus intervenciones iniciales.
Zapatero, brevemente, para asegurar que el fin de la banda terrorista es una tarea de todos y confiar en que todos actúen con generosidad en el proceso.
Por su parte, Rajoy (quien se extendió algo más en este asunto, con el que inició su discurso) trasladó su apoyo al Gobierno para dialogar con ETA siempre y cuando el objetivo sea verificar el abandono de las armas y la disolución de la banda terrorista.
A partir de ahí, comenzaron los reproches en asuntos como la política de inmigración, ante la Rajoy consideró que el Gobierno está «objetivamente desbordado», No obstante, aseguró que su partido está dispuesto a prestar toda su colaboración.