La última avalancha de inmigrantes indocumentados sobre Canarias fue ayer objeto de confrontación entre el Gobierno y el Partido Popular en las sesiones de control al Ejecutivo en Senado y Congreso.
El presidente del Gobierno insistió en que la creciente presión sobre Canarias obedece al desplazamiento de flujos hacia el sur a raíz del proceso de colaboración con Marruecos en Ceuta y Melilla y aseguró que se ha producido un «cambio cualitativo en la actitud y el compromiso» de la UE con el problema de la inmigración y pronosticó que las medidas previstas conducirán a una «reducción sustancial» de la presión que sufre Canarias.
En el Senado, el presidente del Gobierno señaló que 2003 fue el año que más inmigrantes llegaron a España de forma irregular en embarcaciones -unos 20.000- y que, pese a la avalancha de las últimas semanas en Canarias, en años anteriores hubo una entrada numéricamente superior por Ceuta y Melilla.
El presidente admitió que los datos de este año son «manifiestamente superiores» a los de 2005 en lo que afecta a embarcaciones, pero aseguró que no existe un incremento de la presión de la inmigración irregular, sino «un desplazamiento hacia el sur», que afecta ahora a Canarias, gracias al resultado de la cooperación con Marruecos en las ciudades de Ceuta y Melilla, y que también está teniendo efecto en «una mayor presión sobre Italia, vía Libia».