ORT/PRESS-MADRID
Daniel Portero, hijo del fiscal Luis Portero, asesinado por ETA en
2000, y presidente de la asociación Dignidad y Justicia, se tomó
ayer su particular revancha en el macrojuicio que se sigue en la
Audiencia Nacional contra el entorno de la banda terrorista cuando
abrió una botella de champán para brindar por la muerte del etarra
Igor Miguel Angulo Iturrate, cuyo cuerpo sin vida fue hallado por
la mañana en la prisión de Cuenca. Uno de los acusados, Txema
Matanzas, ex responsable de Ekin, forcejeó con el presidente del
colectivo Dignidad y Justicia hasta que consiguió arrebatarle la
botella y derramar su contenido.
Casi la mitad de los 56 acusados desplegaron entonces una ikurriña con un crespón negro, a lo que Portero y otros seis integrantes de su asociación respondieron colocándose sudaderas con la bandera española. Ambos grupos permanecieron enfrentados durante unos cinco minutos, hasta que se dispersaron sin que tuvieran lugar más incidentes.
Los presos de ETA han celebrado atentados en numerosas ocasiones brindando con champán. Uno de los casos que más escándalo provocó en la sociedad española fue el de José Ignacio de Juana Chaos, quien, en mayo de 1998, llegó a solicitar por escrito al director de la presión de Melilla una botella de champán francés, una tarta y una caja de langostinos para celebrar la muerte del concejal de UPN Tomás Caballero.
Angulo Iturrate cumplía una condena de 34 años y estaba encarcelado desde 1996 por diversos delitos, ninguno de ellos de sangre. Funcionarios de la prisión lo encontraron ahorcado en la ventana en el recuento de presos que se realiza a las 08.00 horas. Angulo Iturrate tenía un cordón enredado en las manos y una silla a su lado.